sábado, 30 de septiembre de 2006

Ustedes sabrán disculparme...

...pero es que hoy me he levantado, me he mirado en el espejo y me he gustado.

Y me he aprestado a tomarme cumplida venganza de un ser diabólico que me estropeo mi adolescencia: cierto señor italiano (lo siento Fab, de Italia no sólo vienen cosas buenas como la nutella ;-) se empeñó en amargar mis 14 añitos con una cancioncilla hortera de estribillo pegadizo... tan pegadizo, que mira si han pasado lustros y aún hay algún insensato que la recuerda.

A lo que iba. No podía dejar la cosa así; necesitaba desquitarme de algún modo... o cambiar de nombre. Afortunadamente, un buen día, los chicos de U2 acudieron en mi ayuda y consiguieron exorcizar unos cuantos demonios. ¡Gracias! Era justo lo que necesitaba para levantar cabeza ;-)

Pero pasó el tiempo y conseguí hacerme un poco más sabia. Descubrí a Van Morrison y me reconcilió con el mundo. Resulta evidente que me sobran los motivos... ¿o no? ;-)

Pero fue una chica menudita y muy cañera, que consigue rehacer las canciones ajenas y convencernos de que son suyas, la que hizo que definitivamente dijera: ¡Albricias!.

Muchas gracias, madrina...

Hmmm... va a ser verdad que la megalomanía bien (o mal) entendida empieza (y acaba) por uno mismo :-D

miércoles, 27 de septiembre de 2006

I love this business

Y es que, realmente, vale la pena.

¿A que no sabes qué locura he hecho esta mañana? Me he gastado 45 euros en un libro, que me he enterado por casualidad de que tú recomiendas. Un tochón de Gödel, Escher y Bach. Lo he empezado esta tarde y a los 10 minutos ya estaba bajándome canciones de Bach. No sé que me habrá pasado, será la luna.

Será la luna. Un beso, guapetona... no veas que cara de imbécil se me acaba de poner ¡Gracias! :-)

sábado, 23 de septiembre de 2006

Efecto llamada



(De aquí)

viernes, 22 de septiembre de 2006

Patentes



Ya están otra vez, intentando colárnosla por todos los medios.

Javier lo cuenta mucho mejor que yo.

miércoles, 20 de septiembre de 2006

Decíamos el milenio pasado...

Ayer fue el cumpleaños de mi hermano. Tiene siete años más que yo. Y por la tarde me di cuenta de un pequeño detalle; creo que estaba hablando con xuzo. Cuando empecé a dar clases aquí, tenía como unos ocho años más que mis alumnos. Más o menos, lo que me lleva mi hermano mayor.

Este año la UJI cumple 15 años... siendo como soy socia fundadora, no hay que ser una fiera para hacer el cálculo: cuando empiecen las clases, seré veintitres años más vieja que mis alumnos de primero. No, si cuando hay días que me da rabia comprobar que los vaqueros que llevo son más viejos que mis alumnos ¡es por algo! :-D

Pero, claro no lo puedo evitar ;-) , seguí dándole vueltas al tema... si tengo en cuenta los años que di clase en el Poli, mientras tenía la beca FPI, llego a la bonita conclusión de que estoy a punto de cruzar una línea fatal. Dentro de nada estaré dando clases a personas que ni siquiera habían nacido cuando empecé a dar clases.

¡Ay! ¿Cuándo pasé de "hermana mayor" a "mamá"? Y, vamos, lo que te rondaré morena... Dentro de nada diré aquello de "...podrían ser mis nietos". Lo malo es que, además, será cierto :-D

No sé, pero algo de todo esto me encanta. Cuando empecé estaba acojonada (¿Se puede decir acojonada en el blog? Ah, que sí, que por una vez, vale...), pero tenía claro que entrar a trabajar en un banco, y en RPG II, no era lo mío. Y, de alguna forma, yo había estudiado con becas y me parecía justo que lo que la sociedad había invertido en mí se devolviera de alguna forma a la sociedad; me parecía bastante más útil incorporarme a la universidad que a una empresa privada. Habrá quien diga que soy idiota (mis alumnos de la época :-D "...pero, mujer ¿qué haces aquí por tres duros en lugar de estar ganado dinero?"), que soy una romántica estúpida (seguramente ¿y qué?) o, simplemente, que no quise meterme en la privada por falta de agallas (va a ser eso: la última vez que me lo miré respiraba fatal debajo del agua :-)

El curso pasado éramos 6 profesores en la asignatura de programación de primero. Cuatro de ellos habían sido alumnos míos. ¿Qué queréis que os diga? Lo pienso despacito y empiezo a hincharme de gusto... No sé, ¿el sueldo de la privada es tan bueno? Déjame que lo piense...

Va a ser que no.

domingo, 17 de septiembre de 2006

Sol de otoño

Ya no tengo fiebre, así que no está claro que excusa voy a poner. Bueno, la verdad, no creo necesitar excusa. Simplemente es que hay cosas que me he propuesto no decir en tu casa, así que las voy a decir en la mía.

¿La fiebre? Nada, una gripe tonta; va a tener razón mi madre y hay que tener cuidado con el sol de otoño. Y el jueves me pegué una buena insolación. Me pasé casi una hora en el ágora y el sol pegaba que daba gusto. Sí, ya sé que me vas a decir que a mis años tengo que ir con más cuidado pero ¡serás puñetero! si alguien tiene la culpa eres tú. Bueno, y esa pastelera costumbre de los aniversarios que, de verdad, parecemos idiotas con tanto fijarnos en el calendario.

No sé, creo que todo empezó el lunes. Es que Merche se ha hecho socia y le pregunté si ya tenía la cuenta y eso. Y me dijo que no y que no sabía quién se la iba a apañar. Claro, yo me quedé calladita, pero me acordé de que yo tuve un mail de bienvenida de lujo en su día y de que tuviste el detalle de explicármelo todo en Pascal, para que me aclarara bien ¡cómo para perderse! Así que ya me quedé medio chunguilla...

Y luego el miércoles se juntó tanta peña que, claro, el jueves se me cayó el despacho encima. Hubo un momento en el que salí huyendo a ver si encontraba a alguien pero, nada, ni san pito pato. Bueno, sí, pero no era cuestión de vomitarles encima todo el potaje a ellos. Ya me entiendes. Así que allí me quedé en el ágora intentando que el sol me calentara un poquito porque me sentía de hojalata. Menos mal que por la tarde acudió en mi ayuda el general Custer, sin séptimo de caballería, y sin tener que contarle nada ¡cómo si yo tuviera algo que contarle a él! Nada, que es un cielo y luego se queja de que le haga proposiciones honestas...

Y supongo que entre el solete de mediodía y la que cayó por la tarde se crió mi gripe. Con los ánimos en pleno caldo de cultivo, además.

He pensado mucho este año en todo lo que ni sabía, ni intuía, ni supe ver, y me he asustado de lo fácil que es ignorar. Tampoco sé qué hubiera pasado de haber sabido algo... seguramente hubiera movido el culo cada vez que me decías que ibas a almorzar a la UJI, disparada hacia la cantina. O no. Igual me hubiera agobiado más y no te habría soltado la animaladas que te soltaba a cambio de tanto mail zalamero.

Supongo que en eso también tengo que darte las gracias. Aunque tu efecto en mí, al final, fuera como el del sol de otoño. Es curioso, ahora que lo pienso creo que es la segunda vez que te llamo eso. Y las dos veces llorando, aunque eso en tu casa no lo diga.

miércoles, 13 de septiembre de 2006

Crimen perfecto

Cometer el crimen perfecto es fácil, siempre y cuando se sea paciente y no se tenga prisa: es un proceso lento. Este último punto es básico si se pretende tener éxito y no ser descubierto, salvo cuando ya no exista ninguna posibilidad de volverse atrás.

Se empieza analizando a la persona que se pretende destruir. Saber a qué aspira, con qué sueña, a quién ama, qué quiere hacer y qué no haría nunca. Con qué medios cuenta y con qué apoyo, quienes son sus amigos y quienes le odian. Quién le ama.

Hay que empezar por algo fácil, una pequeña desilusión. Una pequeña puñeta que provoque un ligero contratiempo que produzca como respuesta un "¡No pasa nada! Será por falta de nuevas oportunidades...", a lo que se responderá con una sonrisa de ánimo y un "Venga, tú puedes..." Será suficiente con 5 ó 6 de estos episodios.

Una vez en este punto, ya se puede proceder de una manera algo más agresiva y empezar a poner excusas para que un proyecto factible se vaya convirtiendo en algo cada vez más lejano. Se puede optar, incluso, por la actitud conformista y conseguir que el individuo en cuestión esté realmente convencido de qué no quiere hacer eso de verdad, que eran otros, sus padres, sus vecinos o sus amigos, los que esperaban que hiciera eso, pero que él, de verdad nunca lo había deseado, sólo intentaba hacerlo por no desengañarlos. Muy seguramente, con socavar 3 ó 4 sueños habrá bastante.

El siguiente nivel conjuga el creciente desaliento con un amago de victimismo. El individuo acaba convencido de su mala suerte, de lo poco que le han ayudado las circunstancias (más tarde, pero sólo de pensamiento, también le echará la culpa a los que están a su alrededor) y de lo bueno que es él y lo injusto que es el mundo. No daré aquí una medida del número de experimentos necesarios a esta altura del proceso, pues puede depender del individuo en cuestión. Pero se puede averiguar cuando debe finalizar esta fase sin más que observar los síntomas de la siguiente.

En ella el individuo está completamente convencido de que es un inútil y el nivel de victimismo se eleva casi al cien por cien. Tiene algún episodio esporádico de reacción, intentando sacudirse de encima la desidia pero, en general, prefiere rendirse y no luchar ante lo evidente: ha consumido todos sus sueños, ha perdido su potencial y no sabe qué hacer. Lo más cómodo, evidentemente, es dejarse llevar por lo demás, sin aportar nada constructivo. Puede incluso caer en algún tipo de dependencia psicotrópica y de consumo de substancias tóxicas, como alcohol, que le reafirmarán en su particular caída hacia no se sabe dónde. También es posible que provoque episodios agresivos en su entorno, no sé sabe si para vengarse, si para llamar la atención o como forma de conseguir que la simpatías que aún pueda conservar se transformen paulatinamente en odio.

En todo lo anterior cabe destacar que se ha eludido evitar en la redacción del informe lo que resulta ser más chocante: el espisodio es completamente autodestructivo. Esto es, el proceso descrito será llevado a cabo por el propio individuo a matar. Se cobra así la ventaja de disponer de información privilegiada a la que sólo el propio interesado puede tener acceso desde el mismo momento de su nacimiento, y de no tener ningún tipo de duda sobre cuál es el nivel de autoestima, cuáles son los sueños más apreciados (los primeros que deben ser atacados) y cuáles las excusas que resultarán más convincentes.

El resultado: la persona desaparece. No se trata de un suicidio sino de una muerte real, pero no física, de la persona. Poco a poco. Tan poco a poco que quienes le quieren apenas son conscientes del proceso de transformación; un día se dan cuenta de que la persona a la que amaban no está y en su lugar un extraño ha ocupado su espacio.

Y se consuma el crimen perfecto: ¿quién les hará caso cuando denuncien su asesinato si el cuerpo sigue vivo?

lunes, 11 de septiembre de 2006

Homenaje a Hofstadter

Recursividad: Veáse Recursividad.

Conceptos relacionados: Recursividad indirecta.


sábado, 9 de septiembre de 2006

Losing my religion

Hay canciones que te acompañan toda la vida. Quizás porque permiten que las reinterpretes y, de repente, las palabras cobran otro sentido, parece que "crecen contigo". O, simplemente, es que tienen un sentido que nunca has sabido interpretar pero está ahí, esperándote, para cuando necesitas escucharla y sabes que tendrán ese significado que necesitas... quieras o no quieras escucharlo. Porque habla demasiado claro de lo que sientes por una persona.

Oh, no I've said too much... I haven't said enough I think I thought I saw you try


............................

That's me in the corner
That's me in the spotlight
Losing my religion
Trying to keep up with you
And I don't know if I can do it
Oh no I've said too much
I haven't said enough
I thought that I heard you laughing
I thought that I heard you sing
I think I thought I saw you try

But that was just a dream
To try, cry, why try?
That was just a dream
Just a dream, just a dream
Dream

..................................



Hoy la he escuchado varias veces. Y hasta he encontrado el vídeo, casi ni lo recordaba...

viernes, 8 de septiembre de 2006

Mucho ojo...


Soy consciente de mi miopía desde los siete años.


Miopía Defecto de la visión consistente en que los rayos luminosos procedentes de objetos situados a cierta distancia del ojo forman foco en un punto anterior a la retina.



Cuatro hermosas dioptrías en cada ojo. Pero este verano me he hecho gafas nuevas, y han decidido que sólo necesito cristales que corrijan tres dioptrías y media. De hecho, sólo necesitaría corregir tres en el ojo derecho, pero les pareció excesivo tanto cambio de repente.

¿Qué bien, no? Pues igual, no:


Presbicia Defecto de la visión consistente en que los rayos luminosos procedentes de objetos situados a cierta distancia del ojo forman foco en un punto posterior a la retina.


Siempre me cabe la esperanza de ver perfectamente dentro de 20 años...

martes, 5 de septiembre de 2006

Lección práctica de gallego

En gallego, "besos" son bicos y "madre" es nai.
Luego "besos de madre" es bicos de nai.

Con todos ustedes, esta maravillosa canción Besos de madre :-)
(de Springsteen, pero sobre todo de Patti Smith).

A Edipo, con todo mi cariño...

viernes, 1 de septiembre de 2006

En un país multicolor...


"¿Por qué sonríes?"

Hmmm, ¿qué...? ¿qué dice...?

"No estoy sonriendo..."
"Que sí, que estás sonriendo, ¿en qué piensas?"

¿En qué pienso? En la abeja Maya. Igual por eso sonreía: ya tiene narices, eres como la canción de la abeja Maya. Pegadiza. Me resulta insoportable de tan pegadiza y tan cantada que la tengo. Sé que no debo cantarla, pero se me engancha y le empiezo a dar vueltas y vueltas y no puedo parar y ahí sigue y sigue y sigue, rebotando por mi cabeza sin parar... y rebotándome a mí... a veces me atrevo a susurrarla en voz bajita, cuando nadie me oye. Pero me oigo yo y entonces sé que me ha enganchado.

Escucha a tu corazón, eso decía la pintada. Muy buena la pintada. Muy bueno el consejo.

Y muy inútil, también. Si sigo escuchando a mi sentido común me haré daño, si escucho a mi corazón te haré daño a ti. ¿Y dices que sonreía? Pues vale. Será que tarareaba mentalmente alguna estrofa de la dichosa cancioncilla...