sábado, 31 de mayo de 2008

Claire de Lune





Porque me hace soñar. Que la disfrutéis.

Vértigo


Los títulos de crédito de Vértigo son simples, en principio: un rostro de mujer se va diluyendo mientras vemos girar una espiral en su ojo. Y esa espiral pasa a ser la protagonista, transformándose entre continuos cambios de color. Pero lo más impresionante es la música...

Tanto, que a ella le dio miedo. Se oyó su vocecilla y, a continuación -tras preguntarle si prefería irse y al decir ella que no-, vi como él se levantaba para intercambiar sus butacas. Ella estaba sentada al lado del pasillo y él le dejó la suya, en el interior de la fila. Se puso entre ella y el pasillo, ofreciéndole cobijo, como un muro que la abrigara de lo que podría venir de fuera.

Yo estaba en la fila de atrás. Les conozco. No les dije nada, ni siquiera saludé al acabar la película: no sé por qué, me pareció que lo que había ocurrido era algo íntimo, algo entre ellos en lo que no tenía derecho a meterme, ni yo ni nadie. Había ocurrido en su universo. Siempre me han parecido una pareja entrañable. Él fue compañero mío en la universidad; primero fuímos profesores en el mismo departamento y, cuando empezamos a dividirnos, acabamos en departamentos vecinos. Así, hasta que se jubiló hace unos años. A ella no la conozco tanto; es tímida como una chiquilla. Y sé que escribe preciosos cuentos para niños porque mi hija tiene un libro suyo.

Anteayer creí verlos cruzar juntos por el ágora. No eran ellos, era otra pareja de ancianos paseando despacio, cogidos de la mano, sobre un guante blanco. Y yo, al verlos, me quedé preguntándome si tendría a quien coger de la mano cuando llegue a sus años, con una punzada amarga de envidia.

Debo estar haciéndome mayor. O igual es sólo que aún tengo resaca, o que aún recuerdo aquel tiempo en que parecía que íbamos a envejecer juntos. Pero una está rediseñando su vida; y los veía alejarse y me los iba comiendo con los ojos. Y entre medias, me acordé de lo del cine...

Luego me acordé de mi padre y pensé en mi madre. Y en que ella también creía que envejecería con su compañero, pero que lo tuvo que hacer sola. Seguramente, su caso es peor. Ella no pudo elegir.

Estaban a punto de perderse de vista cuando caí en lo terrible que sería para ellos perderse el uno al otro. ¿Qué se puede sentir cuando muere tu compañero de toda la vida? ¿es posible seguir vivo mucho tiempo más allá?

Por si acaso, les deseé lo mejor del mundo.

Y para mí, también. No quiero dejarme llevar por el vértigo, no quiero hacer futuro ficción sobre si tendré o no una mano que tomar, o un cómplice que me cobije, que se cobije conmigo. Que el único vértigo sea el que provoca la vida, al ir pasando a través de una...


domingo, 25 de mayo de 2008

La peli de la peli


- Jueves 22 de Mayo, 9:08, autobús 12B rumbo a la UJI:

Luen se hace el misterioso, abre el bolso y muestra unas entradas, mientras las agita con la mano,
-"¡¡¡Mira, mira!!! ¡¡¡Once entradas!!!"-Evaluo la situación mentalmente y decido disparar:
-"¿Para qué hora?"
-"Para las 22:20... "
Je, lo sabía.
-"¿Digital?"
-"¡¡Por supuesto!!"
-"Pues que sepas que te voy a dejar un spoiler así de grande grabado en la pared, que yo tengo entradas para las 19:30..."


- Jueves 22 de Mayo, 12:23, chat en el despacho 2118 de la UJI:

12:23:30 servidora: hoy es 22 de Mayo... ¡¡por fin!! :-D
12:23:36 servidora: nananana nanana...
12:24:50 txarly: pero ¿qué pasa?
12:24:56 servidora: ... nanana nananá naná...
12:25:05 txarly: y???
12:25:49 servidora: necesitas más pistas??? :-D
12:26:10 txarly: es que...
12:27:20 servidora: http://www.goear.com/listen.php?v=3a3cbd5
12:28:42 txarly: ¡¡Mira que eres friki!! XDDD


- Jueves 22 de Mayo, 19:23, conversación oída mientras esperaba para comprar agua, en el Cinebox:

-"¿De qué tamaño quieres las palomitas?"
-"El cubo grande.."

Tan grande que es más grande que tú, anda que...

-"¡¡Espera..!!"
-"¿Qué...?"
-"Ese no es de Indy..."
-"Es que el de Indy es el mediano..."
-"Pues entonces, uno mediano..."

Mejor, que luego dicen que los niños están cada vez más afectados por el colesterol. Nota mental: pedirle a Franki que me consiga un cubo de esos medianos de palomitas... Y anda que ya les vale, un euro ochenta por el botellín de agua...



- Jueves 22 de Mayo, 19:33, sala 7 del Cinebox:

-"Pero... ¿por qué no empieza ya?"


- Jueves 22 de Mayo, 19:48, sala 7 del Cinebox:

-"... qué atrofiados tengo los ojos, no noto para nada que la proyección sea digital..."


- Jueves 22 de Mayo, 20:14, sala 7 del Cinebox:

La película se queda muda y nosotros también, de la misma impresión. Al cabo de un rato se empieza a oír una voz, que narra algo sobre un virus, y que él es el único superviviente y ...
-"¿Eso no es de "Soy Leyenda"?"
-"Pues sí..."
Y lo debí de decir en voz alta que en seguida se empezaron a oír más voces...
-"Esto es intolerable, ahí arriba no hay nadie..."
-"Que nos devuelvan el dinero..."
-"Pero cómo es posible..."
-"Que salga alguien a avisar..."
-"Ya, ya ha salido uno..."
Y, bueno, a los cinco minutos volvió el sonido. Nadie nos contó lo que nos habíamos perdido, pero somos buenos deduciendo hábilmente...


- Jueves 22 de Mayo, 20:27, sala 7 del Cinebox:

-"... qué atrofiados tengo los ojos, no noto para nada que la proyección sea digital..."


- Jueves 22 de Mayo, 21:57, sala 7 del Cinebox:

-"... osti... este quemazo del final de los títulos de crédito... ¿eso también pasa en las copias digitales?"


- Jueves 22 de Mayo, 22:07, despacho del encargado del Cinebox:

-"... Bueno, pues el fallo en la proyección ocurrió, y el responsable de la proyección no estaba en ese momento y... en fin, en cuanto avisaron lo arreglamos. Y... bueno, la copia no era digital porque Universal no mandó la llave del disco duro y no pudimos proyectarla en digital; así que elijan, si prefieren que les devolvamos el dinero o una invitación para cualquier otra sesión, cualquier otro día, en el formato que prefieran..."


- Jueves 22 de Mayo, 22:12, con el Wall-E del Cinebox:




-"¿Pondrás esta foto en el blog el día del orgullo friki, no?"
Sí, claro que sí. Ahí estamos Wall-E y una servidora y las invitaciones al pase que prefiramos, de la peli que prefiramos... Ahí te espero, superagente 86 ;-)


Dedicado al niño que en la sesión de las 22:20 tuvo la bendita ilusión de esperar más de tres cuartos de hora a que empezara la película y la acogió con un salto de triunfo al grito de "¡¡Viva!!".


sábado, 24 de mayo de 2008

Try (just a little bit harder)








Me he levantado con esta canción, que descubrí hace poco pegando un repaso a The Commitments. Si os suena, seguramente será por la versión de Tina Turner, que es mucho más conocida. Yo buscaba la versión de Angeline Ball y me encontré la de Janis y me quedé colgada con ella. No sabía que mi niña de los ojos tristes también la había grabado.

Janis Joplin, mi niña de los ojos tristes. He estado buscando una foto que recuerdo del doble álbum Janis, para que pudierais entender por qué le llamo así (no, no la he encontrado). Tenía quince años cuando cayó en mis manos ese disco. Es un recopilatorio, con una carpeta de esas que adoro, con letras, detalles de grabación, ilustraciones y fotos, muchas fotos. No recuerdo si ésta en concreto estaba en el interior o en la cubierta trasera. En ella se veía a una niña con gafas redondas, mirando muy triste a quien fuera que estuviera a su vez mirándole. Cuando oía las canciones, me parecía imposible que toda esa voz saliera de esa niña, no era posible que le cupiera dentro. Pero nunca me cupo la menor duda de por qué estaba tan rota.

Con el tiempo leí biografías de Janis. Puede que esté equivocada, pero creo que la pobre estuvo acomplejada toda su vida; su talento y su fuerza en el escenario no le ayudaron fuera de él, por desgracia. Mi niña triste y cada vez sitiéndose más y más triste. Se quejaba de su soledad cuando volvía a casa; los que la conocieron hablan de sus complejos, de cómo necesitaba críticas que alimentaran un poco su maltrecho ego, que destrozaba mientras se sentía fea, poco atractiva y sin interés para los hombres. Mi niña triste y sola, que saludó a la heroína como a una amiga -"Nada que me haga sentir tan bien puede ser malo"- y que con ella se fue de la forma más tonta y poco romántica. Su soledad se la llevó por delante, mi niña triste con su enorme voz rota...






No sé si vas a leer esto. Tampoco sé qué parte de mis ideas vienen del lado de Janis y cuáles del tuyo. Esa niña triste tiene todo mi afecto, pero no puede contar con mi admiración. Tienes talento, no lo rompas, no te rompas. En esa mezcla entre melancolía y fuerza, a ella le pudo la melancolía. No seas una pobre niña triste.


Terapia



Los que me conocéis y habéis intentado hacerme una foto, sabéis de qué va esta entrada y por qué se llama Terapia.

Y la artista, María.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Él no lo haría





La imagen salió de aquí y hay más. Las encontré en menéame.
Pásala, merece la pena.

martes, 20 de mayo de 2008

Morir


Me rondan ideas sobre la muerte por la cabeza desde hace algún tiempo. Pongamos que desde que vi el vídeo del profesor Andy Pausch (... por no remontarme más atrás en el tiempo). Y, una de estas mañanas, al pasar el autobús frente al tanatorio, pensé en mi madre pagando a "El Ocaso", casi desde el día que nací, para asegurarme un buen entierro (es curioso, a mí ni se me ha pasado por la cabeza hacer eso con mi hija...). Y pensé que sería un gasto inútil si quiero que me incineren. Y pensé que esperaba que a María le devolvieran el dinero si llegaba el caso (a una amiga le pasó cuando murió su padre). Y pensé en qué diantres me gustaría que hicieran con mis cenizas. Lo del mar es muy típico, pero el pobre Mediterráneo está ya el pobre como para que le caigan más cosas encima. Y mi mar, mi Atlántico, pilla algo lejos desde aquí. Claro que tampoco sé dónde me voy a morir. Y tampoco sé si quiero que hagan algo con mis cenizas.

También me acordé de cuando fuimos a esparcir las cenizas de Pedro. Me costó vencer una cierta aprensión inicial y meter la mano en la urna. Era una sensación rara, había ceniza pero también arenilla (¿los huesos?). Sé que metí la mano, tiré cenizas y me quedó ceniza pegada a la piel y metida entre las uñas. Y parte de esa ceniza la respiré (hacía viento) y me cayó en los ojos, además de notarla en mis manos. Y me dio una sensación rara, mezcla de escalofríos, pero también una sensación plácida, por llevarle pegado y, de alguna manera, "llevármelo puesto", llevarlo conmigo.

Al margen de estas ideas de sueño mañanero y matutino en el autobús, está la sensación... no, la certeza, de lo mal que afrontamos lo más natural y lo más conocido de nuestra vida: que igual que empezó, acaba. Pero mientras nadie suele preocuparse por lo que pasaba antes, sí solemos hacerlo por lo que pasará después. Claro, somos taaan importantes. No puedo concebir la vida después de mi muerte, al mundo le faltará algo... mejor pensar que soy perdurable ¿no?

A mi pequeño ego le puede venir bien engañarse. Pero, seguramente, lo que pasará después es lo mismo que pasó antes: nada. El mundo funcionaba sin mí, y seguirá funcionando sin mí. Seré yo la que no funcione, no confundamos términos.

Cada cual es libre de consolarse como quiera (si es que lo necesita y cuando lo necesite), con religión, esoterismo, o lo que mejor le venga. Yo estoy convencida de que no vendrá nada. Antes me daba algo de vértigo, pero ya no. Pensaba en ello por culpa de una amigo. Ya me dirán ustedes que tiene de trascendente la película de "Speed Racer", más allá de mis recuerdos de infancia del bueno de Meteoro. Pues un poquito antes de empezar va este y me pregunta: "Si dentro de tres días un meteorito fuera a arrasar el planeta Tierra completamente, ¿qué harías?". Me quedé pensando y pregunté a mi vez: "¿Se supone que Bruce Willis no está disponible, verdad?". "No, está apagando incendios en el Sol..". Honradamente, en ese momento no le di muchas vueltas, que empezó la película y los títulos de créditos eran lo bastante psicodélicos como para marearme por sí solos.

Pero el tema quedó en mi cabeza, procesándose en background. Y, después de considerar muchas posibilidades más o menos noveleras, sólo quedó una cosa clara en mi cabeza: la diferencia entre que me quedaran tres días o tres veces tres mil... ahora mismo tampoco lo sé. Aclarado eso y dejando de lado en la influencia que podría tener en mi comportamiento el del resto de la población en una situación de pánico... y sabiendo que ni siquiera tendría que preocuparme por asegurar la situación de mi hija una vez yo hubiera desaparecido (porque ella vive en el mismo planeta que yo)... sentí una infinita paz, la inmensidad por delante, como el increíble hombre menguante en la escena final.... Vaya, esto no es mío, lo he cogido prestado de alguna canción. Pero es verídico: puede que últimamente vaya muy pillada de tiempo, pero en lo primero que pensé fue en tiempo libre para hablar con mis amigos, para leer, para estar en la playa mirando el mar sin sentimiento de culpa, sin estar postergando nada, porque no habría nada que hacer... salvo vivir esos tres días.

El caso es que la pregunta también me hizo recordar el día que María me dijo que le daba miedo la muerte. No sé si salió de su cabeza o es que ha prestado oídos a quien no debía. El caso es que me quedé mirando para ella y le dije "No tengas miedo a la muerte, que ahí ya no te puede pasar nada. Ten miedo a fastidiarla en la vida, que es dónde tú decides y dónde puedes desperdiciar tus oportunidades y perder la oportunidad de vivirla bien...". No sé si me entendió; tampoco sé si se lo dije a ella o me lo estaba diciendo a mí, porque eso fue poco después de irme de casa.

Sí, miedo a fastidiarla en vida... bueno, y miedo al dolor, eso sí tengo que reconocerlo. Espero que el meteorito ese tenga garantía de rapidez y eficacia. Es curioso, el pasado viernes asistí a una conferencia y, casi al final, el conferenciante comentaba el caso de uno de sus tíos, que era sacerdote y que, cuando tenía ochenta años, le había confesado que era ateo. Cuando este le preguntó escandalizado que cómo podía ser eso y cómo se entendía (teniendo en cuenta su condición de sacerdote) su tío le dijo "He pasado toda mi vida ayudando a la gente a consolarse y lo he hecho bien, estoy feliz. Sólo hay algo que me preocupa, que es el dolor ¿tú no dejarás que sufra, verdad?". Al margen de las reflexiones sobre noticias sociales que me puedan venir a la cabeza, me alegra saber que el buen hombre murió a los 82 años de un infarto y sin enterarse. Descanse en paz. Como algún día espero descansar yo.

No sé muy bien cómo acabar esta entrada; será porque tengo la sensación de que os he ido soltando ideas que me han ido asaltando estos últimos tiempos, sin hilvanarlas ni darle forma. Disculpad por la impudicia, más cuando es completamente gratuita. Y aceptad con las disculpas este vídeo que me pasó un amigo:





Echadle un ojo a la letra. Igual os ayuda, como a mí, a reír... pensando en que no es tan terrible, no soy tan importante, no soy imprescindible. Sólo hay que vivir y vivir plenamente. Y luego, descansar. Vaya, qué dos cosas... vivir bien, descansar mejor :-)

sábado, 17 de mayo de 2008

Celebrar

Casi se me pasa el cumpleaños: hace cinco años que dejé de fumar.
Y no me cansaré de presumir de ello en la vida.
Ni de celebrarlo.
Ni de invitarte a dejarlo si fumas :-)




La foto se ve más grande si picas sobre ella; es de aquí y la encontré esta mañana en menéame



oooOOooo


Actualización: Vengo de cenar y... acabo de decidir que a partir de ahora sólo dejaré propina en los restaurantes que tengan áreas de fumador y no fumador o sólo no fumador. Odio volver a casa con la ropa apestando a tabaco (y el pelo y la piel...) pero, sobre todo, no entiendo esa política tan mal traída de negocio, en el que prima la atención al que menos atención tiene con los demás.

viernes, 16 de mayo de 2008

Naranja


Te cuento un secreto si prometes no reírte... ¡¡Eh, no vale!! qué te estoy viendo, caramba... Venga, voy: me gusta el naranja porque me recuerda a mi infancia. Mis padres no me dejaban tomar Coca-Cola y siempre tomaba Fanta de naranja. Y me gustaban aquellos caramelos que eran como gajos de naranja y que apenas cabían en la boca... La cosas de color naranja siempre olían bien, menos las bombonas de butano. Y aún así, me acuerdo de que el repartidor me regalaba bombonas pequeñitas de caramelo blandito...

Me gusta el naranja y me gustas tú y me gusta lo que te ha pasado. Me encanta y me hace soñar y reír y me hace pensar que el mundo merece la pena, ¡qué diantres!, y que les den a los hombres grises. Me gustan más los hombres naranja.

Eso sí, perdona. El miércoles me pasé tres pueblos contigo. Tanto decirte "Pero... ¿te lo has merecido?" era mitad darle la bienvenida, mitad fastidiarte a ti, mitad envidia y mitad haceros un guiño y daros mi cariño. ¿Cómo? ¿demasiadas mitades? ¡pues claro! ¿no habíamos quedado en que estaba pasando algo muy grande?

Yo, no sé si lo sabes, estoy "en tránsito". Estoy feliz porque he podido salir sin perderme -eso creo, toco madera- de un laberinto con paredes de cemento. Y estoy feliz porque creo que me merezco ser feliz y que lo seré. Sobre todo estoy feliz por la gente que me ayudó a salir, fuera o no consciente de que lo hiciera. Es la gente que sabes que hace que merezca la pena levantarte cada día y que consigue que al mirar el cielo lo veas azul. Un día que estaba triste un amigo me pasó esta canción. No creo que supiera la falta que me hacía escucharla. Igual por eso es más valiosa. Quería ofrecerosla... digamos que es mi regalo de bienvenida para una persona que he conocido esta semana. Y también para ti, claro.





Hay personas a las que se quiere nada más verlas. Y tengo la suerte de conocer a mucha de esa gente. Que dure la racha.


martes, 6 de mayo de 2008

Espejo de dos vistas


Juguemos a que existe alguna manera de atravesar el espejo


Me senté delante del espejo, en penumbra; para iluminarlo, tenía que usar una palanca, pero no pude: miré a su través y me dejé arrastrar por la imagen de un barranco a mis pies, un acantilado cortado a plomo sobre una costa abrupta en la que rompían las olas. Y me mareaba y me sentía caer. Y me aparté gritando...

Volví a sentarme, volví a mirar a la palanca, pero seguí sin poder accionarla: estaba viendo, a través del espejo, una botella morada, una botella con flores muertas, olor a vómito, a sangre seca. Estaba llena de limo, la cubrían babas que me daban naúseas. Y me retiré, muerta de asco...

Lo intenté de nuevo, pero ni siquiera vi la palanca esta vez: una nube de humo gris y plomiza me envenenó la cabeza. Me secó la garganta y no me dejaba respirar. Tiritaba. Boqueaba y mis piernas se doblaban. Tuve que salir de allí, perdía la orientación y tosía y me ahogaba...

No sé si fue el último intento, no sé si fue el primero, no sé cuándo ocurrió y cómo me afectó, cómo influyó en el resto de las visiones... pero fue la peor y ni siquiera sabía que había algo a mi alrededor, sólo podía mirar a través de aquella ventana... el color rojo haciendo daño a mis ojos, dando paso al amarillo quemando mi retina, amarillo doliéndome, mientras olía a azufre, mientras me quemaba con el olor a azufre, con el recuerdo del azufre surgiendo de donde no debería haber surgido, azufre nacido de la luz del Sol, luz del Sol transformada en azufre para hacerme daño en donde más daño podía hacerme, en donde más podía corroerme y escarbarme. Naranja fétido para romper la poca magia que quedaba. Y sólo pude llorar y ni siquiera me aparté.

Me diste la mano y me enseñaste la palanca mientras te ponías al otro lado. Y te vi allá, a través del espejo. Sonreías.

Tardé mucho tiempo. Me atreví a extender la mano y usé la maldita palanca de una maldita vez. Y entonces, por fin, se iluminó el espejo. Confié en ti. Dejé de ver a través de él y me pude ver. Me atreví a mirar. Me vi feliz, sonriendo.

Poco a poco me invadió la paz. Muy poco a poco, fue lento. Seguías al otro lado, pero persistía el recuerdo de lo que había visto antes. Cerré los ojos muchas veces. Los volví a abrir. Me atreví a sonreír porque me sentía feliz. Y me atreví a mirar otra vez. Me volví a ver feliz, sonriendo.

La luz no se apaga ya. Sólo es un espejo y me refleja a mí.

Oesed

Y recordé que una persona feliz podía utilizarlo como un espejo normal, para verse como es.

Carta abierta al profesor de mi hija



Estimado Vicente:

María me ha comunicado que ayer fue castigada por olvidar un libro de lectura y llevar otro en su lugar; con esta nota me doy por enterada.

La escribo de motu propio, porque María también me ha comentado que iba a enviarme una nota para que yo la firmara, pero que a usted se le olvidó dársela.

Como a mí se me olvidan muchas cosas, no le doy mucha importancia a ambos hechos. Estimo que se producen más por despiste que por falta de interés.

Un cordial saludo,




lunes, 5 de mayo de 2008

¿Por qué... ?



Creo que alguna vez te he visto volar. Yo vuelo cuando estoy a tu lado.
Gracias.

... y gracias y gracias...




(Y, por supuesto, gracias a Erlich por su viñeta de hoy en el El País).