jueves, 29 de junio de 2006

if...

if I were a car, I'd be a 1960 VW Bus ...



Vieja, grande, polvorienta, barriguda y pintada con muchos colores... Fillmore



Actualización (01/07/2006): Hace un rato, mientras desayunaba y me rumiaba las tostadas, cabreada por la sarta de anuncios que enchufan en los dibujos animados (no sea que nuestros niños no se conviertan en consumidores de pro), pensaba en esta entrada y en mi difícil relación con Disney (que se disfrace de Pixar o de lo que sea, es Disney).

Quiero decir, me cabrea tanto esta política suya de merchandising (que, para mayor agonía, aún encima suele ir asociada a las hamburguesas de plástico)... pero, no puedo evitarlo. Cuando vi la valla con Fillmore, quedé flipada. Cuando estuve en Disneylandia (el de California, el de "verdad"), en plena parade final, con castillo de fuegos artificiales incluido, no pude evitar llorar como la nenaza que soy... ¡Jo! da miedo pensar lo bien que nos conocen los artistas del marketing ¿no?. Qué fáciles somos de contentar las personas humanas... ¿afortunadamente o por desgracia?

miércoles, 28 de junio de 2006

La vida boca abajo


No sabía que hacía en una sala de hospital. Las enfermeras la miraban con simpatía e intentaban tranquilizarla. Sentía un fuerte dolor en las costillas y notaba su cara como acartonada. No conseguía hablar, parecía que le habían sedado. Poco a poco, el sopor la fue venciendo y quedó dormida otra vez...
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Despertó y vio que él seguía allí. No se atrevía ni a respirar, igual seguía durmiendo y todo era un sueño. No podía creerlo, la felicidad existía y allí estaba ella, feliz, para dar fe. ¡Dios santo, tenía agujetas! Estaba visto que la parte física del amor acababa cobrando también sus tributos... ¡qué tontería! ¡Y qué cansancio! Sonrió y notó que, casi sin querer, volvía a dormirse...
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Una enfermera la despertó, había llegado una agente de policía. También ella la miraba con simpatía. Cada vez estaba más desconcertada, no sabía qué había pasado, pero el dolor y tanta "cara amiga" con ganas de animarla le estaban empezando a mosquear. Le preguntaban su nombre (¿es qué no saben quién soy?) y si recordaba algo (¿de qué?). ¿Por qué no le decían qué hacía allí y por qué estaba molida? ¿Por qué había allí una policía? ¿Habían avisado a su familia? Bastante mal iban las cosas por casa como para que desapareciera sin avisar, como si fuera fácil convencer a su marido de que no había sido culpa suya... Notó que se le cerraban los ojos otra vez...
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¡Qué sueño tan raro estaba teniendo! Joder, un hospital ¡a quién se le ocurre soñar esos rollos! Un ligero ronquido le recordó de pronto todo lo que había ocurrido hoy, qué locura, no podía ni imaginar nada tan tierno como todo lo que había ido pasando hoy. Se le quedó mirando un rato durmiendo, respirando tranquilamente como si fuera un bebé. Igual era todo un sueño y no había ocurrido nada en realidad, pero tenía que disfrutar ese momento... si es que el dulce cansancio que se iba apoderando de ella le dejaba, claro...
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No iban a dejarla dormir, estaba claro, entonces ¿por qué la habían sedado? Por lo menos había tenido un bonito sueño. Y dormida no le dolía, entonces ¿a qué venía lo de despertarla? Pero la policía seguía allí y, por lo visto, esperaban que ella dijera algo. Ahora había llegado también un médico y explicaba algo de un shock y posible amnesia. No sabía qué pasaba, ¿habría tenido un accidente con el coche? No recordaba nada y estaba tan cansada y tenía tanto sueño...
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Nada, maldito sueño raro... Le estaba costando conciliar el sueño tranquilamente a pesar del cansancio... Lo que no había sido un sueño era lo que había pasado hoy y allí estaba él para demostrárselo, durmiendo a su lado, podía olerlo, podía oírlo, podía tocarlo... Era real y estaba ahí... aunque también es verdad que ese sueño del hospital estaba consiguiendo casi que le dolieran las costillas de verdad... qué cosas tan raras se sueñan...
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Era tan raro. Juraría que estaba soñando con una noche de amor loca... ¿con qué la estaban sedando para tener este tipo de alucinaciones? Si no le doliera tanto, casi que le daría risa. Bueno, por lo menos la policía ya no estaba, habían decidido dejarla descansar y esperar a que estuviera más consciente... Si pudiera recordar qué había pasado... No creía haber cogido el coche...

No. No había cogido el coche. Lo recordaba ahora todo de repente: cómo le había golpeado primero con los puños y más tarde con el bastón... ¿qué le había hecho ese bastardo? ¿y el niño? ¿le habría hecho algo a él también? ¿cuánto tiempo llevaba en el hospital? Las preguntas empezaron a amontonarse en su cabeza, mientras los recuerdos la empujaban y la golpeaban igual que él lo había hecho en la cocina, en el pasillo... Iba a gritar "¡enfermera!", necesitaba que alguien le ayudara a montar el rompecabezas para poder creer lo que había vivido... pero se desmayó.
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Se sentó en cama. Miró el reloj, eran las seis menos veinte, demasiado temprano, pero no podía volver a dormirse. Era de locos, qué había estado soñando... Miró a su derecha y descubrió el hueco, vacío pero aún caliente, de quien había dormido allí. Por la ventana entraba ya la suficiente luz como para ver su cara reflejada en el espejo. No descubrió golpes en ella, pero sí lágrimas.

lunes, 26 de junio de 2006

Cómo conocí a Pink Floyd


Le estaba comentado a Marte que había encontrado esta versión acústica que hace Radiohead del Wish You Were Here de Pink Floyd... y cuando se ha ido me he acordado de cómo conocí a Pink Floyd. Por extraño que parezca la culpa fue de mi padre, que tenía este disco como oro en paño...

Yo tenía 14 años y se acercaba final de curso. Tocaba prepararse una coreografía en grupo para la evaluación final de gimnasia. El caso es que las de mi grupo y una servidora estábamos de un despistado subido y no teníamos ni idea de por dónde empezar, ni qué música utilizar... No se nos ocurrió otra cosa mejor que preguntar a la profesora de música por algo de "música electrónica". La buena mujer se llamaba Carolina (paréntesis para que quien yo me sé, se ría -o no- :-). Para entender por qué nos dio la música que nos dio, hay que hacer un retrato de la buena mujer que, como tantas de su edad, había iniciado su rancio ejercicio de la docencia realizando el servicio social en la Sección Femenina. Estaba a punto de jubilarse y no sé yo si estaría muy al día en cuanto a tendencias musicales (bueno, ¡está claro que nosotras tampoco!). Pero eso sí, moderna entre las modernas y fiel al temario que tenía que impartirnos, nos dejó un disco creo que de Luis de Pablo (bueno, creo que era de Luis de Pablo aunque puedo estar equivocada porque, a decir verdad, ¡he procurado borrarlo de mi mente! :-).

No os podéis imaginar lo que fue aquello. O sí, si habéis escuchado algo de música aleatoria y atonal... basada en la carencia de ritmo y caracterizada por no tener melodía... ¡cómo para bailarlo, vamos! Yo no sé cuántas vueltas le dimos a la cinta que tenía aquella ¿música? y en cuántos sitios, intentando buscar una medio-coreografía para "aquello"; además, la gente nos miraba con cara rara cada vez que enchufábamos el radio-cassette. Hasta que llegó mi padre.

Iba por la quinta reproducción del trocito que empezaba a sonar como el "elegido". Mi padre nunca se caracterizó por su paciencia. En cuanto vio que iba a volver a darle a play, me soltó un "¿Qué es eso?". Yo me quedé pensando en una definición y acudí a la que había organizado todo el lío desde el principio: "Música electrónica que me ha dado la profesora de música para hacer una coreografía para gimnasia...". "Si quieres música electrónica, espera, y quita esa mierda.."

En una hora, más o menos, fui la feliz poseedora de Wish You Were Here en una cinta de cassette. Elegimos Welcome to the Machine y en dos días teníamos la coreografía montada... aún me acuerdo del profesor de dibujo, que nos pilló en medio de su clase montando el bailecillo, y suspiró de alegría y nos dijo "¡Menos mal! la música que teníais antes era incomestible..."

El verdadero final de la historia ocurrió dos años y medio después. Mi padre siguió fiel a Pink Floyd. En cuanto a mí, digamos que ya llevaba medio camino andado en mi propia revolución cultural. Entre otras cosas, servidora había descubierto que había un mundo de películas musicales: además de Hair, Tommy, Quadrophenia (bueno, esta un poco más tarde :-), Jimi Hendrix o... Pink Floyd en Pompeya. Una tarde descubrí feliz que, precisamente, echaban la de Pink Floyd en la segunda cadena. Allá que me fui a la tele pequeña, que era la que oficialmente se reservaba para cuando quería ver "lo de la segunda" en lugar de la programación oficial en casa, "la de la primera".

Lo único malo de aquella tele es que era la típica "tele con cuernos" en lugar de antena. Ya sabéis, uno de ponía a recolocar los cuernos hasta que pillaba bien la imagen. En esto estaba yo, con la película ya empezada, cuando entró mi padre. "¿Qué haces?", "Intento ver Pink Floyd en Pompeya...", "¡Anda! ¿Quiénes son los de Pink Floyd?", "Hombre, pues esos que están tocando..."

"¿Esos...? ¿... esos... melenudos?". La cara de desilusión de mi padre fue de las que marcan época. Tantas broncas con mi hermano por el pelo, tantas discusiones conmigo por mis pintas... Y los de Pink Floyd, sus adorados Pink Floyd, eran... ¡¡esos melenudos!!

Pobre papá, estoy convencida de que iba a decir piojosos :-D

jueves, 22 de junio de 2006

Carta a un amigo ausente



¡Hola, Ernest!

Chico, cuantísimo tiempo. Por cierto que el otro día me encontré con tus padres y tu hermano por la calle, aunque con lo bruta que soy (oye, y lenta de reflejos, todo hay que decirlo) no sé yo si tu madre se habrá recuperado del todo del susto que le di. ¿Qué quieres, meu?... ya sabes que soy así de silvestre, veo pasar a la gente y les pego un grito para que no se me despisten. Me dijeron que estaban emocionados por haber visto lo del premio en los periódicos, que habían recortado todas las referencias :-)

Pero yo te escribía para comentarte si sabías lo de Alba. Ya ves tú, qué putada ¿no? ¡Y yo me reía y llamaba al servicio de transporte adaptado de Castellón la "furgoneta del reparto"!. Bueno, pues parece lo de la fábula del sabio ese que "tan pobre y mísero estaba...": aquí estamos mal con lo del transporte adaptado, pero parece que estudiar en Madrid está todavía peor. Y no lo entiendo, seguro que en Madrid podrían montar algo similar, a poco que las Universidades organizaran el tema... ¿Cuánto puede costar el tener ese tipo de transporte? Aunque cobraran algo a los usuarios. En cada inicio de curso se me juntan las 4 ó 5 universidades, miran cuántos alumnos necesitarían un transporte especial, se hacen itinerarios y ¡a rodar! (y, además, de "rodar" vosotros sabéis un poco...). En fin, supongo que es lo de siempre, que falta que quien pueda organizarlo caiga del guindo y le eche un poco de buena voluntad.

Aquí, ya lo sabrás, al fin han puesto la puerta automática también en el acceso que da hacia el departamento. Va un poco lenta, en mi opinión ¡cómo que el primer día casi me la trago saliendo! :-D Pero ya me dirás tú si les cuesta, ¡eh!. Un año cambiaron la principal, al siguiente me han puesto esta... calculo que en par de años, cambiarán alguna de las entradas al departamento para que no haya que "torearlas" como tenías que torearlas tú... Sí, tontíkola te estoy llamando "torero", pero es por lo de "diestro" ;-), no por lo de "mataor" :-P

Oye, que por aquí se te echa de menos, que lo sepas. Un besote y hasta siempre,

servidora.



Ernest Breva Mallach falleció en Enero del año pasado. Era estudiante de quinto de Ingeniería Informática en la Universidad Jaume I y sufría una distrofía muscular degenerativa similar, supongo, a la de Alba Gañán, esa chica de Madrid con matrícula de honor en el bachillerato que quiere estudiar Filología Árabe en la Universidad Complutense de Madrid. Lo malo es que ella vive en San Fernando de Henares, a 17 kilómetros... el tren de cercanías no tiene las unidades adaptadas, no todos los autobuses están adaptados y, en metro, tiene 15 centímetros de separación entre el vagón y el andén. Y si va en taxi tendrá que pagar unos 1600 euros al mes.

Las becas de transporte no tienen en cuenta que quien las solicite pueda tener necesidades especiales de transporte. La descripción de su problema la tenéis en el enlace asociado a la frase "Ya ves tú, qué putada ¿no?"; como es de pago, no tengo claro si podréis leerlo. Pero una cosa es la descripción, y otra la solución. La solución sí puede estar en tus manos.

No son transparentes, chaval. Los que necesitan una silla de ruedas no son transparentes, no hagas como que no los ves. No aparques en los rebajes, no jodas las plazas de minusválido. No digas que es problema de la administración y que ella debe resolverlo, no seas tan jodidamente egoísta.


Ernest murió porque su enfermedad acabó afectando también a la musculatura que permite que respiremos. Ya ves: es que es una distrofia muscular degenerativa. Afecta a todos los músculos claro, no sólo a los de las piernas. Alba no es tonta, igual que no lo era Ernest. ¿Creéis de verdad que no sabe cuál es su futuro? Pero tiene ilusiones... a pesar de saber cosas que ni tú ni yo queremos imaginar, de pasarlo mal y de saber qué le va a pasar en unos años y ser tan asquerosmente consciente de ello. Si, además, por egoísmo nuestro o por pasotismo se queda sin una de las cosas que le pueden ayudar a hacer volar su imaginación... ¿qué le puede quedar?

Los premios Ernest Breva fue la única cosa que se nos ocurrió para decirle a Ernest muchas cosas... pero yo creo que sobre todo era ¡gracias!. De vez en cuando la vida pone a tu lado a alguien como Ernest o como Alba, y vuelves a creer en el género humano...

domingo, 11 de junio de 2006

Desnudos frente a los coches



Al entrar hoy en 20 minutos me he encontrado esta imagen, entre otras. Esta foto es de Zaragoza, pero también las hay de Madrid. Por lo visto, ayer hubo una reivindicación en varias ciudades del mundo; a la vista de la imagen, no hace falta indicar que el carácter del evento reivindicador era festivo.

Si queréis ampliar la información, id al artículo original. Yo sólo quería añadir una reivindicación más, que no encuentro suficientemente reflejada, para mi gusto, en el artículo: me encanta ir en bicicleta, pero hace mucho tiempo que no me atrevo a utilizarla. Sé que en medio de los coches estoy tan desnuda como esta gente, si no más. De hecho, lo que me temo es que, en medio de los coches, soy transparente.


Me parece estupendo reivindicar la bicicleta como medio de transporte; sería especialmente inteligente utilizarla en ciudades como Castellón, no muy grande y plana, sin cuestas que te hagan padecer y, sobre todo, completamente colapsada por el tráfico. Imaginad qué maravilla de ciudad tendríamos con que la tercera parte de los coches se cambiaran por bicis.

Pero creo especialmente importante reivindicar respeto por parte de los conductores a ciclistas y peatones. Porque no puede ser la ley del más fuerte la que impere en el tráfico. Y hay demasiados ciclistas desnudos e indefensos ante los coches.

miércoles, 7 de junio de 2006

Everybody's talkin'


Hoy tenía ganas de escuchar esta canción y, además, me ha venido muy bien hacerlo. Pero me resulta imposible no asociarla a la película.



Midnight Cowboy, Cowboy de Medianoche, cómo le queráis llamar. Si os gusta el cine y no la habéis visto, tenéis que verla. Como curiosidad, es la única película a la que Hollywood premió con el óscar a la mejor película (y mejor director y mejor guión adaptado), a pesar de haberla etiquetado con la dichosa X (que bueno... en fin, ya sabéis que la industria cinematográfica estadounidense es un pelín pacata para todo lo que no sea matar "charlies" con gracia y salero :-/)

No valgo para contar películas, pero más o menos os encontraréis la historia de un vaquero tejano al que han comido el tarro, jurándole que con su cuerpo serrano las mujeres de Nueva York se volverán locas por hacérselo con él y, ¡además!, pagándole... Allá se va Joe Buck a la conquista de la Gran Manzana. El batacazo es de impresión, por supuesto. Y en el camino se encuentra a un liante (¿un pícaro? ¿un superviviente?), Rizzo, que se ofrece a ser su "manager".

Bueno, esa es la idea pero no os va a servir para nada, porque hay que verla o no podréis haceros una idea de cómo están compuestos los personajes. Especialmente, Rizzo. Se supone que el rubio, alto y guapo, del que hay que enamorarse en su papel de Joe Buck, es Jon Voight. Pero en esta peli yo me enamoré de Dustin Hoffman haciendo el papel de Rizzo: bajo, feo, egoista, mentiroso, enfermo... Con el sueño de ir a Florida para curar su tuberculosis al sol. Un italiano pobre con sueños de ir a curarse entre americanos ricos...


You know, in my own place, my name ain't Ratso. I mean, it just so happens that in my own place my name is Enrico Salvatore Rizzo.


La idea peregrina que me lleva rondando todo el día es hacer un remake con luen en el papel de Rizzo. ¿Qué dices, meu? ¿A quién quieres para hacer de Joe Buck? ¿Ponemos de guaperas al yerno del original? :-D

martes, 6 de junio de 2006

..hay que decirlo más

La SGAE tampoco perdona a los refugiados saharahuis

Y va una más. Esta vez el turno de pagar el canon le ha tocado al festival que la Fundación Paz y Solidaridad de Andalucía de CCOO realizó en solidaridad con los refugiados saharahuis.


En fin: esta también es muy buena. Vía Escolar

Telespectadora


Hoy tiene toda la pinta de ser uno de esos días que va a acabar siendo raro. Se me van cruzando imágenes y me está empezando a dar la impresión de que estoy viendo mi vida desde fuera. En la cocina me he cruzado con María, recién levantada, aún sin despertar del todo, bosteando, despeinada, frontándose un ojo... la he visto ahí, toda guapa y he pensado "Mi niña...", pero inmediatamente se ha espabilado un poquito, se ha ido a buscar el bol de los cereales, se lo ha llenado de leche, lo ha metido en el microondas... y yo he empezado a babear al ver a mi niña tan autónoma... Pero esa imagen se me ha cruzado con otra, de una amiga... hace apenas cuatro meses que hablamos y la conversación finalizó con un "Te dejo, que ando de médicos, le han encontrado un tumor a mi marido...". Hoy es el funeral.

¿Cuánto te pueden doler las emociones, sean estas guapas o feas? ¿Qué tipo de mecanismo de autodefensa te puede llevar a ver tu vida como quien ve una serie en la tele? Tengo ganas de abrazarme a las dos muy fuerte. Pero no voy a poder hacerlo hasta que no den algun intermedio, porque si no, en ninguno de los dos casos, iba a poder aguantarme.

¡Qué rara soy! Ahí me tenéis, reivindicando los intermedios... ¿Será que no me atrevo a ver la película de un tirón?

sábado, 3 de junio de 2006

El día que murió Terenci


Hace poco se han cumplido 3 años de la muerte de Terenci Moix. Tengo que reconocer que con Terenci Moix me entra esa vergüenza rarita, que te hace sentir estúpida cuando piensas en algún famoso porque no te queda más remedio que decir "¡Es que me cae muy bien!". ¿Cómo te puede caer bien alguien a quien realmente no conoces en persona, a quien sólo conoces por lo que ha escrito o por lo que ha dicho en la tele? Teniendo en cuenta, además, que sus libros tampoco me entusiasman... Bueno, pues no lo sé: será irracional, pero me cae bien. Y esa misma irracionalidad me lleva a seguir usando el presente. Aunque hayan pasado 3 años.

Por si fuera poco, tengo que añadir que a Terenci le debo un favor muy grande: hace poco también se han cumplido 3 años desde que dejé de fumar. Terenci murió el 2 de Abril de 2003; yo dejé de fumar el día 7 de Mayo de 2003.

Me enteré de su muerte en el despacho. Normalmente, a la hora de comer, me enchufo el periódico on-line y le echo un ojo (así luego, de noche, en casita y en papel, leo ya tranquilamente lo que me ha llamado la atención). Bueno, no sabía nada, fue conectarme y leer la noticia en primera plana. No sé el tiempo que pasé leyendo (o simplemente mirando) el artículo. Ya lo he dicho: me cae bien. No podía creerme esa muerte.

En estas cosas contemplativas, colgada de la pantalla, entró una compañera y le solté: "Se ha muerto Terenci Moix...", "¡Anda, pobre! ¿De qué?"... y no sé por qué le contesté esto: "De tabaco..."

Bueno, sí sé porque le contesté eso. Terenci era de los míos: 3 paquetes diarios de Ducados. En el año 2000 le diagnosticaron un enfisema y dejó de fumar. En esa época escribió este artículo, que narra la cruda realidad de un adicto al tabaco como pocas veces la he leído. Hay un par de párrafos que me gustaría destacar:

[..] Con mi enfisema debidamente diagnosticado, continué consumiendo el veneno y reduciendo mi calidad de vida al mínimo, por no decir a la nada absoluta. Nunca faltaron excusas. ¿Cómo iba a escribir una sola página sin mis aliados, los cigarrillos? Pero los Ducados no me han convertido en Joyce. ¿Cómo hacer el amor sin aspirar, después, una calada, como hacían las heroínas de la nouvelle vague? Pero no se me presentó la oportunidad, porque gracias al tabaquismo entré directamente en la impotencia sexual, con el consiguiente deterioro de mis relaciones de pareja.
[..] La adicción es la trampa mortal. Y lo es en un grado que no he conocido en cosa alguna. Como mucha gente de mi generación -los blessed sixties-, yo fumé hierba en cantidades adecuadas, le di a los hongos, al peyote y un poquito al LSD. En resumen, cosas ideales para escuchar a Ravi Shankar y comer membrillo. ¿Por qué olvidé la hierba y todo lo demás -Ravi Shankar incluido-, y en cambio los Ducados han permanecido a mi lado, año tras año, día a día, minuto a minuto? ¿De qué poderosa materia estaban hechos esos diablillos como para irme convenciendo de que eran amiguetes cuando, de hecho, eran mojones en mi camino hacia el desastre? Son más poderosos que cualquier droga, pues mientras me convertían en adicto, en obseso, en esclavo, me hacían creer que me estaban ayudando. Pero ¿a qué? [..]



Esto lo escribió Terenci en Junio de 2000. Pero volvió a fumar. Cuando murió en Abril de 2003, si tengo que hacer caso a otro que también me cae bien, Manolo Vázquez Montalbán, lo hizo pidiendo un pitillo.

Yo llegué a fumar 3 paquetes de Ducados al día. Mientras estaba embarazada reduje la dosis a 6 ó 7 pitillos BN diarios, pero seguí fumando. Tanto es así, que cuando acabó el embarazo y dejé de darle el pecho a mi hija y ya, en definitiva, sentía que si fumaba sólo me agredía a mí, volví más o menos a la rutina habitual (bueno, algo más leve: 2 paquetes de BN al día). Con el agravante de hacer el imbécil integral: a mis 33 años, volvía a fumar a escondidas de mi madre, como cuando tenía 16. ¿Puede haber una imagen más patética?

En resumen: ni el embarazo, ni el ridículo que hacía luego fumando a escondidas de mi madre, consiguieron que dejara de fumar. Hasta que murió Terenci Moix.

Más de una persona me ha puesto a caer de un burro por no dejar de fumar ni por mi hija ni por mi madre, pero sí por Terenci. Pero ni mi hija ni mi madre han hecho por mí lo que él hizo: escribir ese artículo, Yo fui esclavo del tabaco, y luego recaer y morir fumando.

Porque eso fue lo que realmente me provocó pánico y me hizo tomar la decisión en serio. ¿Cómo es posible escribir un artículo tan lúcido sobre el tabaco y lo que supone ser adicto a él y... recaer después? Simple y llanamente: porque estamos hablando de un droga dura, legal y que la sociedad permite.

Habrá quien me llame de todo... yo misma me hubiera calificado de maripili gilipollas (como poco) hace unos años. Pero ahora que he pasado el mono, y llevo 3 años sin fumar, aún hay veces que me descubro olisqueando nerviosa cuando alguien pasa fumando a mi lado. Aún hay días que me despierto sabiendo que he soñado que fumaba. Aún hay días que tengo ideas confusas mientras pitillitos con alas vuelan alrededor de mi cabeza. Tengo todos los síntomas: soy una ex-adicta a una droga. Con el agravante de que los ex-adictos a otras drogas tienen fácil evitar ciertas condiciones que los puedan llevar al reenganche: los consumidores no lo suelen "hacer" a tu lado en la cafetería, en la parada del autobús, en cualquier calle... ni te echan chiringazos del chute en todos los morros mientras hablan contigo, ni te pringan la ropa con aromas de jaco cuando te pasas un ratito con ellos en un sitio cerrado. Ni te llaman histérica cuando te quejas si se produce una de las situaciones anteriormente descritas. Por no hablar de la diferencia entre tener que ir a un poblado en las afueras a pillar (evitando que te rajen por el camino para robarte las pelas) o ir al estanco de la esquina: acceso fácil, legal y barato a la substancia tóxica, contando con la bendición de la hacienda pública y el estado del bienestar. Que digo yo que por qué unas sí y otras no. Si al Estado no le importa negociar con tabaco, no sé por qué es hipócrita con las otras y deja desatendidos a los otros adictos... aunque eso supongo que daría para otra entrada. En esta simplemente reivindico, querido lector, que dejes de leer con esa carita de condescendencia cuando te digo que soy una ex-adicta y tú, sobre todo si eres fumador, piensas que soy una maripili gilipollas, pelín histérica y creída, por añadidura...

Pero me desvío del tema inicial. Esta entrada pretende ser un pequeño homenaje. Terenci, cariño, creo que me caes bien porque básicamente eres una persona honesta, hasta el límite de mostrar impúdicamente tanto tus virtudes como tus miserias, llamando siempre a las cosas por su nombre. Gracias. Procuraré no dejarte quedar mal.