martes, 29 de mayo de 2007

El álbum de fotos



Nunca salía bien en las fotos, pero aquella se salvaba. Seguramente porque la habían pillado por sorpresa (habían tardado tanto en hacerla que, cuando por fin se disparó la cámara, miraba hacia otro lado). Tenía una expresión rara, como de fastidio. Igual no salía bien en las fotos porque odiaba posar y la cámara le devolvía lo que veía. Miraba hacia otro lado, como quien quiere que le aparten de sí ese cáliz.

Él, sin embargo, estaba radiante. Se le salía la sonrisa de los límites de la cara, tenía el pecho hinchado y la sujetaba por los hombros como si tuviera miedo de que se le escurriera. Se le veía orgulloso, como si estuviera a punto de iniciar la aventura más fascinante de su vida.

Detrás de ellos estaba el mar. Como una metáfora, como un escenario para enmarcar un baile o, simplemente, un paseo. Una vuelta alrededor de la vida. O un marco para esperar a que la vida empezara a marearlos a base de dar vueltas, en el peor caso. Además, la luz aparente tenía un truco: el fotógrafo siempre usaba flash para mejorar el resultado. En esta fotografía en concreto, conseguía que pareciera que las figuras flotaban ligeramente.

Era un efecto del flash. O un defecto, vaya usted a saber. No estaban flotando o, por lo menos, no deberían estar flotando. Desde luego habían pasado años desde la foto y ahora los pies estaban, seguro, en el suelo. O deberían.

Era la última foto de un álbum, aunque había sido la primera.

sábado, 26 de mayo de 2007

A veces, sueño. Y, a veces, vuelo...

Hoy soñé que estaba despierta
y, aún así, el sueño seguía siendo real.
Soñar que sueño que estoy despierta,
despertarme en medio de un sueño para seguir soñando.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Puta vida, puta poesía




Princesas


oooOoOooo


Ante todo, mis disculpas a Fernando León. Que cojan una de tus películas (¡sobre todo, ésta!) y que la reduzcan a seis minutos escasos debe fastidiar mucho. Con el agravante de que han montado un truco similar al final de Cinema Paradiso, cuando aparecen al final de la película, uno tras otro, todos los besos que la censura había recortado en tantos y tantos años...

Pero salí de ver esta película con la necesidad física de tener esos diálogos (bueno, monólogos) de Caye, de una puta que cuando está en la farmacia haciendo acopio de condones y óvulos espermicidas, tiene la suficiente poesía en el cuerpo para decirle a una niña que juega con la báscula de la farmacia "...Cero kilos, qué poquito... eso es que debes ser un ángel". Y agradeces que la vacaburra de la abuela de la niña le suelte "Eso es porque hay que echar una moneda..." para soltar una carcajada sin ganas... que luego lo piensas y te preguntas que por qué diantres te estabas tú riendo si realmente te habían entrado ganas de llorar.

Por eso, cuando vi el vídeo no pude resistirme. Como tampoco puedo dejar de decir que hay mucha más poesía en la película y que no puede describirse bien con palabras, hay que verla, hay que perderse por ella. Si podéis, disfrutadla, que no están los tiempos para dejar escapar ningún gramito de magia que se nos cruce por el camino.

martes, 22 de mayo de 2007

Cuatro años

Cuatro años sin fumar. Hoy me he encontrado este vídeo y lo he recordado,



Llamadme pesada. Me da lo mismo. Pero daros una oportunidad. Ya no hay ruiditos en el pecho, ya no hay tos. Huelo mejor, respiro mejor, me siento mejor...

Nunca mejor aplicada la etiqueta de "La Vida Misma".

lunes, 21 de mayo de 2007

El incidente del espagueti


El caso es que acabó con el plato de espagueti como sombrero. No me mires así, déjame explicártelo.

Recuerdo que ya estaba hablando mientras yo esparcía el queso sobre la pasta. Adoro los espagueti boloñesa. Es uno de los pocos platos en los que soporto la carne, además. Si está bien picada, claro.

Como he dicho, mientras les echaba el parmesano rallado, estaba hablando. No le estaba haciendo mucho caso. Era como un murmullo monótono y no estaba atendiendo. Prefería comprobar como el queso se fundía poco a poco al caer sobre la pasta caliente.

Comencé a comer. Envolvía los espagueti con mucho cuidado sobre la cuchara. Siempre intento no coger más de dos o tres, enrollarlos bien y hacer un pequeño ovillito que llevarme a la boca.

Pero algo en su tono de voz empezó a molestarme. Si lo pienso bien fue curioso, porque seguía sin oír lo que decía. Era todo una mera sensación debida al tono de voz.

Afectó primero a mi forma de comer. El espagueti se deslizaba del tenedor. O eso o se enganchaban demasiados de golpe y se formaba una bola incomestible, que no cabía en mi boca y que tenía que deshacer, obligándome a volver a empezar.

Y no se calmaba, iba a más. El tono de su voz se fue volviendo más y más crispante. La tensión de su voz se iba acumulando. Le sentía jadear del esfuerzo, con la boca seca y algún que otro quiebro de garganta que hacía aún más fatigoso escuchar lo que no decía.

Solté los cubiertos y empecé a retorcer la servilleta. Notaba como se cerraban mis puños y que mis nudillos empezaban a ponerse blancos con el esfuerzo. Entonces, me fijé en el plato. Miré la comida que aún quedaba en él y los espagueti me parecieron seres vivos que también se agitaban inquietos al ritmo cansino de aquella perorata sin fin que amenzaba con continuar sin cesar hasta que ocurriera algo. Entonces, caí en la cuenta, realmente no era más que una provocación.

Supongo que soy débil. Sucumbí.

sábado, 19 de mayo de 2007

Pintando escenarios



No te engañes, yo no consigo crearlos. La magia es por estar ahí juntos.



martes, 15 de mayo de 2007

Para ti


Tengo un amigo con el que he discutido varias veces, pero sólo recuerdo haber tenido con él una bronca importante. Al pensar sobre ella, me di cuenta de que había sido injusta y me sentí obligada a pedirle perdón, aunque también a explicarle lo que me estaba pasando de verdad. Y como soy así, pues me fui haciendo un mar de lágrimas mientras se lo contaba. Y me dijo una cosa que me resume muy bien, "Pobre, te estás haciendo mayor..."

Supongo que lo hacerme mayor lo sigo llevando mal, porque me sigo guiando por las cosas que siento y hay situaciones en las que no puedo comportarme de forma muy racional (sea esta mi suerte o mi desgracia). Y llevo varios días acumulando malas noticias, cosas que hacen daño a gente a la que quiero. Y no estoy segura de qué decirle a cada uno, porque cada uno tiene un dolor distinto. Y se me han juntado, y me han pillado desprevenida y no sé si puedo ayudarles, ni cómo. Pero, por lo menos, que sepan que les quiero. Y que estoy ahí mismo, si me necesitan. Si me necesitáis. Si me necesitas...

I never can say what I mean
but you will understand,
coming through clouds on the way.
This is the brotherhood of man.




Actualización: Gracias, Laura. Me has hecho recordar que, realmente, la canción buena era ésta. La que nos invita a vivir, vivir lo bueno, lo mejor y lo malo. Un beso, reina.

sábado, 12 de mayo de 2007

En verdá ta guai


En verdá ta guai... levantarte y ver al cielo devolviéndote el saludo
En verdá ta guai... tus manos en mi pelo robándome malos rollos de la cabeza
En verdá ta guai... tu niña que te mira y te saluda con un beso de fresas
En verdá ta guai... el zumo de naranja, el olor a tostadas
En verdá ta guai... el rumor de las olas acariciándote la memoria del oído
En verdá ta guai... poder cantar mientras friegas los platos
En verdá ta guai... cerrar los ojos y recordar aún la caricia de tu lengua en mi boca
En verdá ta guai... que me descubras cómo llorar sin ojos y cómo respirar sin agujeros en la nariz
En verdá ta guai... salir al patio y descubrir cinco flores nuevas
En verdá ta guai... coser esa vieja camiseta y recordar su historia
En verdá ta guai... locuras, risas, ilusiones, compañeros, guiños, pellizcos
En verdá ta guai... notar que hay cadenas que sí es posible romper
En verdá ta guai... facturas sin precio, deudas impagables, amigos
En verdá ta guai... el general Custer, rescatándote, trayéndote de vuelta a la primavera





J. tiene un blog que me provoca dependencia. No siempre estoy de acuerdo con lo que escribe, pero siempre tiene un punto de ternura que me pilla desprevenida. J., además, tiene una amiga sevillana y el otro día, me entraron muchas ganas de conocerla. Por J. y por Clara y por toda la gente que parece que está en este mundo para hacernos a los demás la vida más fácil.

jueves, 10 de mayo de 2007

Gritar


Lo podemos considerar incluso como un ejercicio terapéutico: llenar de aire los pulmones, abrir la boca (preferentemente con forma de letra A) y expulsar todo ese aire rápida y profundamente, tanto como se pueda. Y repetir esto hasta el jadeo. O hasta que se te hayan vaciado las ganas.

No creo que sea una casualidad que en inglés se use el mismo verbo para gritar y para llorar. Con los dos te puedes vaciar el alma, las vísceras y las ganas de pensar y de solucionar las cosas. Los dos representan esa salida que sabes que no debes tomar pero a la que no puedes, ni quieres, muchas veces, resistirte porque las salidas racionales o no valen o están muy caras.

Aunque lo malo de verdad viene cuando no quieres que se oiga lo que quieres gritar, cuando no quieres oirlo ni tú. Cuando piensas que si lo gritas dejará de estar en tu cabeza, dejará de estar ocupando un sitio que quieres llenar de otra forma, dejará de estar ocupando ese trozo de pecho que quieres embarcar en otro viaje. Pero la moral, el decoro y las buenas costumbres aconsejan usar regaderas de plástico verde para mantener falsas criaturas de plástico creciendo en falsos viveros de plástico... it wears her out. Sin gritos.

Es posible que me atreva a gritarlo debajo del agua, más tarde. El grito quedará ahí ahogándose, mientras yo salgo del agua. Amén.

lunes, 7 de mayo de 2007

_int-_int+int_-int_

.. hay manos capaces de fabricar herramientas con las que se hacen máquinas para hacer ordenadores que a su vez diseñan máquinas que hacen herramientas para que las use la mano ..






domingo, 6 de mayo de 2007

¡Vaya! :-D



Resulta que hoy es el día de la madre.

Me han regalado una cajita de cartón con chapitas y un paquete de chicles. De fresa.

¡¡ ... y no tengo nada más que añadir!! :-)

martes, 1 de mayo de 2007

Háblame a los ojos



-"Hace mucho que no escribes ningún relatito rico.."

Vaya, era verdad. Se le quedó mirando con cara de risa, pero era verdad. Y cuando tenía razón, tenía razón.

Llevaba unos días sin ideas. No. Ni de broma. Si había tenido algo durante aquellos días, eran ideas. Qué ideas, de qué tipo, de qué color y de qué sabor seguramente era algo que pertenecería siempre al secreto de sumario. Baste decir que eran buenas ideas, ideas divertidas y algo escandalosas en su mayor parte. Así que empezó a reír.

Y la respuesta fue la esperada, su expresión primero de despiste, como diciendo pero ¿qué ocurre?, que dejaba pasar, poco a poco, a la misma risa, que se iba contagiando. Como si fuera un bendito virus propagándose por el mundo...

Sí que tenía ideas. Ideas locas y felices; pero estaba prefiriendo vivirlas, tocarlas, lamerlas, olerlas, morderlas y saborearlas en lugar de escribirlas. Porque aquellas ideas le brotaban al mirarle a los ojos y gracias a sus ojos. Y prefería cien mil veces, un millón de veces, nadar en aquellos ojos, beberse lo que le inspiraban, que parar y escribir nada de lo que soñaba cuando se asomaba allí...

Y en ellos se quedó colgada mientras seguían riendo y una mano le dibujaba los rincones. La cazó al vuelo y la retuvo entre las suyas, mientras se le perdía la vista por la ventana. Apenas alcanzaba a adivinar el rastro de la lluvia en los cristales, y todas aquellas gotas que se fundían mientras languidecían cristal abajo. Apenas se oía ningún ruido y disfrutó de una extraña sensación de paz, de que todo estaba en su sitio, de que todo era correcto.

No era cierto, aunque fuera verdad, y sabía que al salir de allí perdería esa placidez. Aunque sólo fuera porque se llenaría de la ansiedad, los nervios y las ganas de volver a estar juntos.

Así que dejó de mirar por aquella ventana, que servía más para proteger lo que había dentro que para enmarcar lo que hubiera fuera. Y estaba dentro. Volvió a concentrarse en sus ojos. En todo lo que le invitaban a compartir. Y, de repente, le entraron ganas de escribir sobre aquellos ojos.

-"Tienes razón, a ver si esta noche escribo algo.."