lunes, 3 de diciembre de 2007

Despertares


Se había levantado demasiado temprano. Acababa de desayunar y se había dejado caer en la cama, cuan larga era, con los brazos abiertos. Se quedó mirando al techo mientras empezaba a sonar "The boy with the arab strap", justo la canción que siempre le arrancaba a tararear, con su ritmo, sencillo, dulzón y pegadizo. ¿Por qué pensaba siempre en caramelos cuando oía esa canción? Seguramente porque no entendía la letra...

Se estiró; estaba más perezosa que de costumbre y aún le dolía la espalda. Cerró los ojos y siguió tarareando la canción. ¿Cómo les había definido Carlos? "... canciones terriblemente empalagosas.. niñatos sensiblones que van de incomprendidos y que son adorables... que a veces aparecen con la canción más conmovedora del mundo..." O algo así. Sí, ella también adoraba a esos niñatos.

Se notaba bien así, envuelta por la canción y blandita, medio dormida, mullida, preguizosa. Podía jugar a extender aún más los brazos y abarcar el mundo entero. O a cerrarlos, e imaginar que abrazaba a algún amante clandestino que se hubiera demorado en desaparecer. O cerrarlos más aún y encontrarse a sí misma, reconocerse bajo sus manos y demostrarse que seguía estando allí. También podía mover los brazos como se hace para dibujar la figura de "El ángel" en la nieve o quedarse quieta, casi sin respirar, camuflada con el edredón y notar lo tibia que aún estaba la cama... Juegos, juegos, blandura, pereza... pero también se estaba despertando poco a poco.

De la calle subía el ruido de coches y gritos ocasionales. Al abrir los ojos le soprendió la fuerza del sol, como para no creerse que era una mañana de ya casi invierno, con la luz paseándose por todo el dormitorio. Se medio incorporó de lado, mientras echaba cuentas de lo que se había propuesto hacer en esa mañana y que sus riñones amenazaban con boicotear. Se quedó recostada, de lado, sobre un codo mientras decidía que había bastante comida en la nevera y que no iría a la compra. Se fijó en la cenefa del techo, que se estaba despegando (¡aún más!) encima de la puerta; al subir la vista, se puso a evaluar también el peso que soportaba la estantería de la pared de enfrente, con su balda combada bajo el peso de los libros, que parecía que iba a partirse en un futuro más o menos próximo. Del pasillo venían maullidos y, de repente, se imaginó como un enorme gato perezoso, tumbado en la cama con aires de aristócrata decadente... Esa fue la señal que la animó a levantarse, mientras se reía de la tontería que acababa de venirle a la cabeza, un gato lánguido, como un baronet inglés de novela romántica, pero dibujado al modo manga como si fuera un protagonista de Candy, Candy.

Se puso en pie, por fin, y se estiró, como queriendo alcanzar el techo. Se sentía tranquila, como hacía tiempo que no se sentía. Al girarse, se vio en el espejo y cayó en la tentación de posar para él, como cuando era una niña pequeña y se pasaba horas estudiándose en el gran espejo que su madre usaba para hacer las pruebas de vestidos a sus clientas. Se miró, se vio y, por primera vez en mucho tiempo, se reconoció y sonrió por ello. Se lanzó un beso con un mohín exagerado, empezó a reírse y se pusó a pensar en serio en hacer algo de faena: la canción había acabado y tocaba ponerse en marcha... ya se había puesto en marcha, de hecho.

5 comentarios:

PepeDante dijo...

Sí, posiblemente lo mejor sea escucharlos en la cama estando a punto de disponerse a hacer otra cosa.
Quizá te puedan gustar "Camera Obscura", también escoceses y muy muy parecidos. Y "La buena vida", la versión en español :-)

Andrés dijo...

Despertarse con una canción y vivirla en todos sus minutos mientras reposas sin razón en el alba matinal. Una situación que transmite calidez y tranquilidad. Quizá lo pruebe estos días.

servidora dijo...

Es bueno hasta en su amplitud metafórica, entendiendo cada uno ese despertar de lo que quiera que sea como algo plácido... por fin :-)

J. dijo...

La canción dulzona es la canción protesta de la vida cotdiana.

Qué sería del mundo. No empezaría nunca.

Besos.

Carlos C. dijo...

Canciones dulzonas... o tristonas. Creo que esto te gustará:

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De 'recomendao' ;¬)

Besote