martes, 15 de julio de 2008

Estado: Ausente (Nos hemos perdido en el ciberespacio)


Me quedé un rato mirando, curiosa, como el pato movía furiosamente las alas. Eso anunciaba que era el momento de hacer caso al chat, sobre todo si había quince mensajes pendientes... "Vaya, ¿qué habrá pasado?"

Ah, mi último comentario no había pinchado en hueso. Estupendo. Un pequeño momento para disfrutar de razonamientos apasionados, exclamaciones variadas y hasta chincha-rabias con la idea de provocarme y hacerme cambiar de opinión...

No me gustaría que se me entendiera mal: no acostumbro a hacer rabiar a la gente, y el comentario que dejé era completamente inocente y sin malas intenciones. No había calculado que el resultado fuera éste; pero, cuando mantienes una relación por chat, agradeces esos pequeños momentos pasionales que trascienden a una frase leída, a un smiley (por muy animado que esté) y que dejan pasar sentimientos. Como cuando bailamos juntos. O como cuando intercambiamos esos secretos que parecen olvidársenos cuando nos vemos de verdad...

No sé bien cómo definir esta forma de relacionarse, ¿me habrá pillado ya mayor? En ocasiones me parece un pobre sustitutivo, en ocasiones lo mejor que me ha pasado en años. Es curioso notar celos cuando un silencio prolongado por su parte me hace preguntarme "¿qué estás haciendo ahora?". Es más curioso todavía notar como me sonrojo de placer cuando me ofrece un enlace a una canción, como quien ofrece una flor. Y es casi humillante describir esa sensación de adolescente primeriza, intentando alargar el momento antes de cerrar el chat y de decir "¡buenas noches, hasta mañana!... te quiero...". Muchas veces, demasiadas, noto que falta una mano que coger, una caricia -con los ojos, con la boca, con los dedos... - y querría que todo resultase más humano. No es fácil apasionarse ante un teclado, por mucha imaginación que le eche. A veces, intento pincharle, pero su arma natural es la ironía. Y me gusta reírme y disfruto con sus ocurrencias. Pero en estos pequeños momentos... cuando sin saber bien por qué, se rebota y tiene esta reacción, se me coloca una sonrisa traviesa en los labios y le dejo seguir, y dejo que esa pequeña ventana del chat siga trayéndomelo...

Así pues, dejé que siguiera provocándome, aunque no supiera que lo que provocaba no era mis ganas de discutir, precisamente.

2 comentarios:

servidora dijo...

Esto lo escribí cuando en el Ciberpaís solicitaron relatos bajo el título genérico "La tecnología y tú...", para celebrar su décimo aniversario.

Como no lo publicaron, supongo que no les importará que me lo publique yo en mi blog ;-)

Mars Attacks dijo...

"La tecnología y tú"... "Platero y la tecnología"... qué nombres más raros.

En fin, a mí me ha gustado. Me trae viejos y no tan viejos recuerdos :)