sábado, 12 de julio de 2008

Granada


Os decía hace una entrada que venía de las JENUI. Ahí va una crónica de lunes a viernes...

Salí de Castellón el lunes a las 23:59, en el tren más largo que recuerdo haber tomado en mi vida. Cuando eché a andar por el andén de la estación de Castellón para ponerme a la altura en que debería parar mi coche (el 2) temí llegar a Valencia ;-) ¡¡nunca llegaba al punto que me habían señalado en la distancia!!

Por fin llegué yo, llegó el tren y me subí y un revisor encantador me acompañó a mi compartimento. Me encontré lo habitual en estos tiempos que corren (un par de chicas surcoreanas) y una señora que aprovechó su insomnio para ponerme al día en cuanto a luces y demás características de la litera... y la litera propiamente dicha, ¡¡a dormir!! Desperté una hora antes de llegar a Granada (íbamos con algo de retraso) y disfruté de unas bonitas vistas de la sierra. Y pude comprobar que aún quedaban neveros.

Al llegar al hotel tuve un primer momento de pánico. No encontraba mi habitación. La 402. Salí del ascensor y un bonito cartel en el pasillo de la derecha (406-411) me convenció de que debía tomar la dirección izquierda. Pasé por delante del comedor, y otro bonito cartel, en este caso 401-404, me hizo felicitarme por mi sentido de la orientación... hasta que tomé ese pasillo. Armario de la limpieza, servicios, habitación 401, habitación 404, y .... ¿Y la 402 y la 403? Media vuelta. Pues no, no me las había saltado. Otra media vuelta. Pues no, no las veía. Estuve un par de minutos girando sobre mi misma y haciendo que derraparan las ruedas de mi maleta... hasta que me percaté de que no estaba cruzando una especie de sala de estar que seguramente... pues sí, al otro lado estaba mi habitación. Y dentro de la maleta, el bañador. Y en la entrada del hotel ¡¡la piscina!! Y una servidora de ustedes no tenía nada que hacer hasta las tres de la tarde y eran las once.

Bajé. Imposible, pero cierto, en una mesa estaban Albizu y Marián preparando transparencias para la presentación de la ponencia, ¡¡a por ellos!! Y al agua, claro. Luego ya fueron apareciendo Belén, Covadonga, Juan Ramón... vi pasar a David recién llegado y a más gente a la que mis dioptrías no me permitieron hacer los honores. Pero hasta que no hicimos la quedada oficial para comer no tuvo lugar el gran encuentro en el vestíbulo: Rosana y Patricia (y sus problemas con la habitación), Joe (todo enterito), Fermín (y su cara de picarón), David (que ya se había situado)... A comer y casi, casi a empezar a trabajar, que a las tres teníamos un taller sobre competencias transversales. Curioso, mi grupo de trabajo era sobre "Gestión eficaz del tiempo" ¿quién se chivaría sobre mi afición al verbo procrastinar? :-D Y lo mejor, es que mi profe era Inés. Y que antes de empezar ya habían caído los saludines y saludones de Juanjo, Pepa, Alberto, Julia, Edurne... y más gente que olvido ahora.

Una tarde diseñando estrategias y, por la noche al Carmen de los Mártires, a la recepción de bienvenida. Más amigos: Agustín, Miguel, Joaquín, María Jesús, Guti, Ferrán... y unos camareros algo peculiares: "Coma tres albóndigas y cague sólo una...". En fin, mucha albóndiga, mucha croqueta, mucho pinchito, mucha cervecita, mucho buen rollito... unas vistas alucinantes de Granada y un patio y unos jardines en los que no nos importaría perdernos. De regreso a Granada, tomando el cafelito de despedida y retirada, descubrimos que quiere decir eso de que Granada sea "la ciudad de las tapas": con la comida de la recepción saliéndosenos por las orejas, nos plantificaron dos platos de ensalada de pasta que para qué... la maruja que vive en mi interior lamentó profundamente no disponer de un tupperware o similar para aviarse la comida en casa durante dos o tres días, no os digo más. Y si, como era el caso, no vais a poder hacer los honores al regalo por falta de espacio material en el estómago, preparaos: ni mi abuela echaba esas broncas cuando te dejabas comida en la mesa. Vaya, ahora que me acuerdo... creo que fue a lo largo de ese café cuando empezó la sesión de musiquillas de series antiguas de televisión que provocó que una cierta fama de friki musicalera me haya acompañado toda la semana; pero es que ¿quién no sabe la sintonía de "Dallas"?

El miércoles ya empezaba el congreso propiamente dicho. Fue el primero de los dos días que me tocó madrugar... tenía que estar en la inauguración del evento por noséquétontería de protocolo. En fin, pues si hay que estar a las nueve en el Palacio de Congresos, se está. Lo bueno es que aparecieron más amigos aún (no voy a olvidar a Merxe, a Asun y a Sergio que llegaron esa mañana... ) y que a eso de las diez vi la oportunidad de escaquearme para poder pegarme un bañito en la piscina. Eso sí, iba tan emocionada que nada más tirarme a la piscina, lo primero que me encontré, al abrir los ojos bajo el agua, fue al robot limpiafondos... No, no os lo preguntéis: sí, sí había agua :-P Después del chapuzón, a la faena otra vez. Había que empezar a planificar la asamblea de AENUI y, sobre todo, la ronda turística de cervezas y tapas de la noche. La suerte es que casi todos mis compañeros ya habían estado antes en Granada y me lo pusieron fácil, llevándome por la calle Elvira casi en volanditas. Pagas cervezas y negocias tapas. Bebes cerveza y comes tapas. Y te mueves de sitio en sitio para ir dejando hueco en el estómago. Y repites el proceso. Por el camino, incidentalmente, puedes aprovechar para intentar rescatar, a golpe de SMS, a un par de coleguillas que se han quedado con gente seria y trabajadora... es lo que tiene ser del comité de programa (lo siento, Alberto, servidora intentó convocarte a una reunión urgente de la junta y no te dejaste ;-)). Y, ya puestos, nunca está de más recordar la teoría del éxito de Juanjo con las camareras rubias. Pero sólo con las rubias, tal y como se demostró empíricamente en la tetería en la que acabamos el recorrido. En fin, buena noche, divertida y con Júpiter por ahí rondándonos cuando desembocamos en la Plaza Nueva rumbo al hotel, a pillar fuerzas para otro día de trabajo.

Jueves, y segundo día de madrugón: me tocaba moderar una sesión ¡a las nueve de la mañana! :-) En fin, no me puedo quejar, porque salió de cine (es muy de agradecer que la gente sea encantadora y que acuda puntualmente, como fue el caso :-)). Y luego había varias sesiones interesantísimas, así que aproveché bien el coffee-break para pertrecharme de pastitas (¡qué buenas estaban!) y beber varios litros de zumo (¿resaca yo? ¡tururú! es que estaban de miedo :-D). Sólo tuve un momento de mosqueo en la mesa redonda sobre el mercado laboral para los titulados informáticos, cuando me enfadé un poco por lo japis que viven todavía algunos... afortunadamente, un chaval de la organización (que en teoría estaba de apoyo, ofreciendo un micro a quien quisiera intervenir) se hartó de oír ciertas tonterías y contó su propia experiencia. El aplauso fue para él, de corazón. Bueno, y luego sí que tocó currarse la asamblea. Existe una cierta tradición no escrita que parece condenar a los socios de AENUI a elegir entre ir a la asamblea anual o ducharse antes de la cena de gala del congreso... Yo no sé cómo salen las asambleas, pero os puedo jurar que estoy adquiriendo una habilidad para organizar temas, hacer informes rápidos y moderar y conseguir que todo finalice en tres cuartos de hora (quedando, además, la gente contenta) que me está empezando a preocupar. O igual es que el taller sobre la gestión eficaz del tiempo dio sus frutos tempranos... No sé, pero una servidora estaba en la ducha a la hora que tocaba y se pudo presentar presentable a la cena. Eso sí, mis amigos de Barcelona me han jurado que en la edición del año que viene la asamblea estará en otro horario menos dañino y que me mimarán (¿más? ;-))

La cena fue en el Carmen de los Chapiteles, pegadito a la Alhambra y con unas vistas increíbles al Albaicín. Esa noche noté por primera vez que los atardeceres en Granada son especiales. Granada es roja, como la piedra de la Alhambra y cuando se pone el Sol te das cuenta de ello. El cielo pasó de un azul intenso a una hermosa mezcla de naranja y violeta... todo eso contemplado desde un patio que era un regalo, lleno de fuentes... Por la noche el cielo estaba como hacía tiempo que no lo veía. En un momento dado, Joe y yo no aguantamos más. Nos levantamos de la mesa y nos dedicamos a frikear un ratito, colocando estrellas y planetas. Había una conjunción entre Saturno y Marte justo frente a nuestra mesa (por eso nos levantamos), por el este seguía Júpiter dando buen rollito y a Arturo, Vega, Altair y las otras estrellas más reconocibles, tuve que añadir la colección de estrellas que hacía tiempo que no veía más que en fotografía... bien por el cielo de Granada y el regalo que nos hizo.

La sobremesa ya no fue tan estrellada. O sí :-) Le debía unas cervecillas a Fermín y había que dedicarse a planear la parte festera de las JENUI de Barcelona, el próximo año. Y descubrir que Jordi dispone de piscina y grifo de cerveza en su casa fue un momento importante a la hora de planificar estrategias de trabajo; cuartel general ya hay, por lo menos :-D Y debimos de trabajar mucho y mucho tiempo que, de repente, tuvimos que levantarnos ante la insistencia de los dueños del local por recoger la mesa y las sillas para barrer y poder cerrar. Al irme robé una carta de tapas, cervezas y chupitos, pero fue por una buena causa: siguiendo una tradición no escrita, Fermín y sus ojeras tenían que presentar su ponencia a las nueve de la mañana. Yo no iba a estar, pero sabiendo que a Fermín le gusta añadir elementos exóticos en sus presentaciones, le ofrecí la carta para tal menester. Sabía que le sacaría tanto partido como al boli con lucecitas de Madrid.

Viernes. Y no tenía que presentarme en ningún sitio a las nueve. Y me había acostado a las cuatro. Entré en el comedor a las nueve y media a desayunar y no había nadie. Jo, me entró un complejo de traidora, desleal, juerguista, poco cumplidora... hasta que veo que David llega cuando yo estaba empezando a atacar a las tostadas... y al rato, Carlos. ¡Anda, si ese es Alberto! Y ahora dos mozas de la UPC. Vaya, que no estaba yendo a desayunar más tarde que los demás ¡¡estaba madrugando más que ellos!! En fin, con la cabeza alta de nuevo, me fui con Alberto y Carlos para el Palacio de Congresos... No he querido mencionarlo hasta ahora por no hacer propaganda a cierto partido político que celebraba su asamblea a partir del viernes en Granada, pero ese día ya fue imposible ignorarlo. Estuvieron el miércoles y el jueves molestándonos con los preparativos del magno acontecimiento, pero el viernes ya fue una invasión masiva de congresistas, periodistas y fuerzas de seguridad... Control para entrar, y esfuerzos para no tropezar con tanta humanidad fumadora en la parte externa del edificio. Cuando conseguimos entrar me enteré de que efectivamente Fermín había usado mi regalito en la ponencia :-), tuve la suerte de poder pillar una sesión entera y luego la mesa redonda sobre la reforma. Y la clausura.

Es algo agridulce. La comida del viernes era la última. Por un lado dices, bien, qué bien ha salido todo, pero por otro la morriña se va metiendo con los entrantes y te acompaña hasta los postres. Bueno, el año que viene más. Y te consuelas mientras empiezas a repartir besos y abrazos. Aún encima, como había una excursión a la Alhambra, la gente se empezó a mover de repente y muy rápido. Cuando los que iban a la excursión se hubieron ido, quedamos un grupito de desharrapaillos tomando café y despidiéndonos más despacio. Yo, la verdad, estaba pensando en la tarde que me esperaba al lado de la piscina, esperando a que mis compañeros de Castellón volvieran de la excursión antes de irnos a pillar el tren todos juntos. Me volví al hotel con Guti y otro buen hombre de cuyo nombre supongo que me acordaré el año que viene. Y empecé con la operación okupa porque yo, en teoría, ya no era clienta del hotel :-) Así que entre utilizar recepción como almacén de mis maletas y los servicios de la piscina como vestuario, debí de dejarlos contentos. Pero el caso era apalancarse en una tumbona, reposar y luego bañarse. Y sí que reposé. Y me acabé el libro que tenía pendiente. Hasta pasé de Guti cuando bajó a las piscina y ni nos vimos y eso que teníamos las tumbonas al lado. En fin, con un chapuzón se despejó el sueñito :-) Luego ya volvieron los excursionistas. Una última cerveza de despedida y a pedir taxis para salir pitando, que el tren salía a las 21:45. Eso estuvo bien: nuestra salida del hotel coincidió con la entrada de una excursión de adolescentes alemanes en viaje de algo... en recepción quedaban entretenidísimos cuando nos fuímos :-D

En la estación, dos "fotos" mentales. La primera, reconocer a una pareja que volvía a Castellón... y que ya habían viajado conmigo el lunes. Y la segunda, cuando bajé del tren, en busca de los aseos (la estación estaba en obras), justo antes de salir. Granada me tenía reservada una última puesta de Sol. Hubiera podido perder el tren babeando con la luz que caía sobre una sierra impresionantemente roja, recortada a fuego en un cielo azul. Una bonita imagen para poner fin a una bonita semana. Me hizo descubrir, por fin, por qué lloraba Boabdil.

7 comentarios:

Mars Attacks dijo...

Qué pasada de crónica, aunque estaría bien saber eso de la teoría de las rubias y a qué te refieres con que eran unos japis.

De cualquier modo, un final literariamente perfecto (y físicamente también :D).

¡A ser feliz!

pikinb dijo...

Lo tuyo tenia que haber sido periodismo xDDDD
Genial, con una precision al milimetro, una verdadera maquina de redaction!
Hasta nos has obsequiado con estrellitas y puesta de sol!

Un abrazo ;)

Anónimo dijo...

Weno, la cuestion es.. nos llamaras para la parranda el año ke viene?
Ke yo puedo ponerme serio y hacer de profesó e XDD

servidora dijo...

Pues muchas gracias a los tres y... jb, no te andes cambiando de personalité, diantres, que creí que eras gente seria y tooooo :-D

Anónimo dijo...

Lo siento.. es que en otros sitios firmo como stigma y me cuelo :P Lo de Jb lo hago por ti, que sepas

pikinb dijo...

Hay que andar con ojo, que la profe nos tiene vigilaos! xDDD
;)

ZonaLunar dijo...

Espero ir algún día pueda pasearme por Granada. Ya me contarás a donde tengo que ir para tener esas vistas espectaculares y conseguir esas tapas monstruosas muahahahaha

Un beset bonica!