Abrió los ojos y vió la luz entrando por las rejillas de la persiana."¡Vaya por Dios!... ya me he quedado dormida... oh, ¡y voy a llegar tarde...!". Se levantó apesadumbrada. Justo hoy, con la discusión que había tenido con Alicia la tarde anterior. "Voy a llegar tarde, se está haciendo la hora de que los niños entren al cole... ¡ay!, me tengo que acostumbrar a poner ese dichoso despertador..."
Pasó por la cocina y se preparó el tazón de leche, pero no lo probó. Se sentía culpable y quería salir de casa lo antes posible. Se aseó, se vistió y allá se fue, esperando que no fuera muy tarde.
Le sorprendió encontrar la puerta abierta. Y, más aún, que Alicia hubiera salido ya hacía el cole con María y Toni, dejando a la pobre Candela sola en el patio."¡Por Dios! ¿tan tarde se ha hecho?"
Pero la cara de preocupación duró poco; en cuanto Candela la vio, fue corriendo hacia ella: "¡Abuelita! ¡Abuelita! ¿... tienes caramelos?". No le quedó más remedio que sonreir."Ay, esta niña... tendrá sólo 3 años pero sabe bien lo que quiere, es lista como el hambre...", pensó mientras introducía la mano en el bolso, rebuscando. Estaba casi segura de que llevaba un par de esos caramelos de café con leche que tanto le gustaban a la cría; sí, aquí estaban: "¡Toma, mi reina! ¿De qué sabor me vas a dar hoy un besito?". Y tras la ceremoniosa entrega del caramelo, se fundieron en un gran abrazo.
Por un momento como ese merecía la pena haber vivido toda una vida, haber luchado tanto cuando parecía que todo se iba a acabar: tantos años de hambre, tantos años de callarse por si... ¡quién sabe lo que podía pasar si alguien te oía protestar!, tantos años de decir amén, de dar la razón a su marido, que era un buen hombre, pero ya se sabe... tenía tan asumido que su mujer estaba sólo para atender la casa y no para las "cosas serias" ¡con la de veces que le quitó las castañas del fuego!... y, luego, con sus hijos... Miguel no le había dado apenas problemas, pero Alicia era tan testaruda y... pero ¡estaba tan orgullosa de ella!. Un día tenía que decírselo. "Bueno, ella lo sabe, igual que yo sé lo que ella me quiere... ¡ay! ¿por qué discutiremos tanto? ¿será que somos las dos igual de cabezotas?... tengo que hacerle una tarta... "
Las risas de Candela la sacaron de su ensoñación. La chiquilla, su amor, la tenía loca con sus rizos y sus mofletes y sus bracitos gordezuelos... siempre hacía lo mismo con el toffee, lo masticaba y se le quedaba pegado en las muelas y entonces lo cogía... ¡ay, esa manitas pringosas, oliendo a dulce! ¡se las comería con gusto!. Todas las mañanas comenzaban así. Lástima que en septiembre se acabarían estas mañanas de risas, abrazos, recuerdos y toffes de café con leche. La pequeña ya iría al colegio con sus hermanos y ya no haría falta que ella fuera a acompañarla mientras su madre trabajaba en el supermercado.
"Abuela, mami está llorando...". ¿Qué decía la niña?. "¿Qué me dices, cariño? ¿Cómo es que mamá se fue llorando? ¿Le ha pasado algo? ¿Están bien tus hermanos?". "No, los tetes están bien... están ahí con mamá". ¡Ay, esta niña!... Están ahí, están ahí... ha debido de llamar ese desgraciado y le habrá alegrado el día, ya estamos como siempre... A ver si me aclaro con lo que dice la niña. "Entonces, a ver ¿por qué lloraba mamá?"."No sé, abuela, está ahí... ¿jugamos con la cocinita?". "A ver, mi reina, mamá ha ido a llevar a los tetes al cole y ¿lloraba?". "Abuelita, está ahí ¿no la ves? Venga, haz una tarta para la nina... "
No entendía nada de lo que decía la chiquilla. A ver, otro intento. "Mi reina, cuenta a abuela qué pasó esta mañana...". "Llamaron por teléfono y entonces mamá empezó a llorar..."
¡Ya está!, ha sido ese puñetero, seguro... ¿cómo dejé que se casara con mi hija?. "¿Era papi, mi amor?". "No sé, mamá empezó a llorar y también los tetes...". Eso era más raro. Ese siempre hacía lo posible para quedar bien con los niños... "A ver, cariño, ¿por qué lloraba mami?". "No sé, abuelita..."
"Abuelita ¿qué es morirse?". Ay, empezaba a entender algo... pero ¿quién habría muerto? Ya entendía, por lo menos, que Alicia hubiera salido de forma precipitada... pero, para dejar a la chiquilla sola, ¿quién... ?
"Pues... te quedas como dormido y te vas, a esperar el día en que todos estemos juntos otra vez...". "¡Ah! Pues yo tenía razón...". "¿En qué, bonita?". "Yo sabía que vendrías, que me darías un beso y un caramelo... mamá no se lo creía y por eso está ahí, llorando... yo sabía que vendrías a despedirte porque nos quieres mucho..."
En ese momento fue consciente. Vio a su hija y a sus otros dos nietos llorando en la cocina. Sólo la pequeña tuvo consciencia de que su último pensamiento, como todos, fue para desearles lo mejor y decir "Os he querido y me habéis querido tanto..."
7 comentarios:
Mi abuela siempre me daba toffees de café con leche. Todas las abuelas tienen derecho a escoger entre besos de fresa, de vainilla o de chocolate...
hola!
que te ha pasado hoy? espero que no sea nada.
aunque no voy a negar que me alegro por habernos ahorrado una clase, jeje
en la ultima, entre que me dejé las gafas y que no me enteré de mucho...ejem bueno que pasaré por tutorias.
me dijo que estaba aburrida y se fue a quitar el apéndice vermiforme, que es una porción localizada en la parte inicial del colon ascendente, que cuelga de éste a modo de gusanito a la altura de la cadera derecha ... ¡¡esta mujer!!
Jobar, qué manera de amedrentar ar personá con el relato. Como escarpias se me han quedao...
De amedrentar nada; es un relato dulce con su punto de suspense.
Muy bueno, Glo!:-)
Sí, sí, pero yo tuve que dormir con las luces encendidas esa noche :S
Sencillamente precioso. Me has conmovido, ha sido un relato magnífico, enhorabuena!
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