Ridícula, vieja y egoísta. Es como me siento después de una semana en la que ha estallado un guerra, no hemos conseguido aún que pare la otra, casi 200 personas han muerto por un atentado, hemos tenido otro tsunami, e incendios y volcanes y tifones y otras fiestas... a lo que hay que sumar que esa pandilla de impresentables a los que se les llena la boca y el ego ejerciendo de "representantes demócratas" siguen ahí, haciendo risitas en sus reuniones sociales y sin que se les caiga la cara de vergüenza.
Una semana en la que cualquiera se puede sentir viejo. Y por lo que me siento egoísta es porque tras rumiarme todo esto, lo que me ha hecho llorar esta semana ha sido una serie de ficción en la que un personaje de ficción tenía una enfermedad real: "Seguramente mis pulmones no aguantarán la anestesia, pero me estás diciendo que si no me opero me muero y que si me opero tengo posibilidades. Me gustan los retos. Después de todo, teniendo esta enfermedad, haber llegado a los 26 ya es todo un éxito..."
¿Era así, meu? Que ridícula me siento, de verdad...
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