sábado, 18 de noviembre de 2006

Aprender



María y una servidora. Ahora entenderéis porque estaba tendiendo una lavadora y me he quedado pensando... acababa de confundir una de sus camisetas con una de las mías. Ya casi son iguales. Le falta un pelín al largo de manga.

Aprender. Tantas cosas por aprender tú y tantas cosas por aprender yo. Tantas cosas que te tengo que enseñar yo y tantas cosas que me tienes que enseñar tú. Por ejemplo, a colorear y a leer poesía.

Supongo que sería la vergüenza de mi abuelo, el pintor. ¡Qué vergüenza, una nieta que dibuja y no se atreve a colorear!. ¿Me falta descaro o me falta imaginación? Cuando veo a María con sus colores, me muero de envidia. Nunca he tenido el valor de mezclarlos como hace ella... pobre, viene a que le pinte algo y siempre le digo lo mismo: Yo lo dibujo, pero coloréalo tú.... Trazar líneas, marcar bordes, delimitar... y me quedo parada a la hora de rellenar, de llenar y de darles color. O calor, que es lo mismo. Y antes lo hacía. Pero como no me gustaba el resultado, en lugar de intentarlo de nuevo, hubo un momento en que, simplemente, dejé de hacerlo. Ya estamos.

Lo de la poesía también tiene su aquel. Tengo un amigo que lo intentó, pero me dejó por imposible. Y, mira por donde, viene aquí mi bicha con su libro preferido, el de Miguel Hernández. A recordarme que sí, que realmente me gusta pero que me da miedo. Me da miedo quedarme colgada en un verso, en darle vueltas a una estrofa una y otra vez, como me quedo a veces con las de las canciones (¿serás imbécil? tu palabra más desgastada en google es lyrics y dices que no lees poesía ¡mira que eres infantil! ¿aún dices cosas en voz alta para ver si se convierten en realidad?). O me da envidia. Porque lo intenté (se fue en primavera,/otoño que pareció,/se fue en primavera/y ya no volvió. Toma ya el sentimiento trágico de la vida que tenía servidora a los diez añitos. Lo que me tocó en su día despotricar para convencer al mundo en general de que no me lo había copiado y que el poema - sobre un soldado que se va a la guerra, etc. etc. - era original). Me digo a mí misma que es que me falta paciencia, que es un rollo, que para qué. Y antes lo hacía. Pero como no me gustaba el resultado, en lugar de intentarlo de nuevo, hubo un momento en que, simplemente, dejé de hacerlo. Ya estamos.

Vale. Mira María, yo te enseñaré ortografía, multiplicaciones, geografía. Te enseñaré historia, historias, realidades y mentiras. Y, si quieres, hasta a programar. A ver si, a cambio, aprendo yo de ti colores y poesía.

4 comentarios:

Mars Attacks dijo...

Pues no hagas poesía rimada,
porque en rima asonante
sabe mejor :P

Pasa tres cuartos de lo mismo con lo de pintar. Si lo que te da es pereza cuando algo sale mal, coge el gimp, y prueba en el mundo virtual :)
Tiene deshacer, y eso es un placer.

Ale. Un abrazote para la fiera de tu niña ;)
Y otro para la madre de la fiera de tu niña ^_^

servidora dijo...

No creo que se aproblemas de rimas... más bien problema de paciencia, de honestidad, de imaginación, de tener cosas que decir... de sentarte y mirar por dentro, que da mucho vértigo :-)

¡y de no cabrearse y pegar un bufido a las primeras de cambio... ! que te voy a decir yo ;-)

Supongo que en cierta conferencia me hicieron touchée... bueno, y al poco leí esta entrada de orsai y... no puedo imaginar mejor ejercicio para intentar dominar un idioma, leche ¿qué miedo, no? :-/

Anónimo dijo...

Tu María y la mía deben ser de edades parecidas. Y tú y yo seguro que somos de un tamaño aproximado. ;)

Yo también hice un trato con ella. La ayudo, le enseño esas cosas que está obligada a aprender en el colegio y, a cambio, ella me enseña, con sus experiencias nuevas, a vivir, que a mí casi se me ha olvidado.

servidora dijo...

Di que sí :-)
Esa oportunidad de volver a "crecer" (o no ;-) bien merece el paso por el paritorio :-D

(aunque a veces te tengas que morder la lengua y no decírselo para que no se haga pava :-)