Cada día, lo primero que hace es consultar su correo electrónico esperando, siempre en vano, que haya un nuevo mensaje. Cualquier mensaje con tal de que sea de él.
No sabía por qué había recibido el primero; bueno, no sabía por qué había recibido ninguno de ellos. Estaba segura de no conocer al remitente y estaba segura de que no se los enviaba a ella. De hecho, el primero lo borró apenas lo leyó. Él, firmaba como jose, le pedía un informe de ventas. Supuso que se había producido un error fortuito en la direcciones. El mensaje iba dirigido a una tal marga y ella no se llamaba Margarita, pero había formado su dirección de e-mail a partir de sus iniciales, María Antonia Ramos Guerrero...
Olvidó completamente el tema, hasta que llegó el segundo, como mes y medio más tarde. El tal jose animaba a marga a acudir a una cena de empresa. No le quedó más remedio que reirse: le hizo gracia que se hubiera reproducido el golpe de azar y, además, por el mensaje se veía que al tal jose la tal marga le hacía gracia, ¡pillín!.
Al cabo de tres semanas, le llegó la confirmación de sus sospechas. En un mensaje algo caótico, jose se disculpaba por algún incidente en el lugar de trabajo... vaya, vaya, rollito de oficina con toque de melodrama barato... Seguro que ese jose estaba casado (¡apostaría algo!), se quería beneficiar a la marga y la chica no era tonta y no se dejaba tomar el pelo. De típico, resultaba casi patético, ¡hombres! quién los necesitaba...
Sin embargo, el siguiente le dejó bastante sorprendida. Era lacónico (La he dejado. Nos vemos donde siempre a las 7) y le hizo soltar un silbido al ver cómo había evolucionado el "rollito". ¡La cosa se estaba poniendo seria!. Para colmo, al día siguiente se encontró con otro mail, enviado a las dos de la mañana, igual de lacónico, pero que le sonó mucho más triste: Te esperé cuatro horas ¿dónde estabas?.
En ese momento se sintió culpable. Evidentemente, marga no había recibido el mail, le había llegado a ella. Tendría que avisar a jose, decirle que no se desanimara, que había sido un malentendido, que el mail no había llegado a su destinatario correcto... Pero no se atrevía a intervenir de forma activa en aquella historia, sin morirse de vergüenza al confesar que había estado espiando la historia de dos desconocidos sin decir nada y sin intentar deshacer el malentendido. No podía. El azar había jugado sus cartas y el azar acertaría a arreglar la jugada.
Pasó una semana, en la que notaba algo inquieta a su conciencia; y por fin llegó un mail, demoledor, que le dejó el corazón encogido. Era una despedida, pero tan desgarrada que le dejó la sensación de ser la persona más miserable del universo. Aquel hombre se vaciaba, se culpaba, se confesaba enamorado y ella sólo podía llorar y sentir que debía de haber hecho algo cuando aún estaba en su mano, cuando pudo avisarle del error que había cometido... Se decidió por fin y contestó al mail.
Hace más de un año de eso. Desde entonces espera respuesta. Hay días en que alivia la espera imaginando que jose recibió su mensaje, aclaró todo con marga y están felices. Pero en la soledad de la noche no puede evitar llorar con rabia... cuando contestó al mail, no quería que jose volviera con marga; soñaba con que se preguntara quién era aquella mujer y se interesara por ella... No era más que una cincuentona egoísta, que en aquel último mail creyó verse envuelta en una historia propia...
7 comentarios:
Qué bueno, Glo, más real que muchas realidades. ;)
En estos espacios tan difusos, sin señales de tráfico, sin direcciones prohibidas ni flechas que señalen la dirección adecuada, nunca sabes qué camino va a tomar esa carta que estás escribiendo. O esperando.
Por cierto, luego te escribo. :)
Me suena la historia...
Excelente historia. Desgarradora, tierna y sobre todo, creíble.
Enhorabuena.
Un saludín
Justo ayer pensaba...¿Qué pasaría si nos llegaran todos los mails, mensajes y cartas que algún día alguien nos escribió y no se decidió a mandar....?
Puestos a tener vértigo.. ¿y si todos los mensajes, todos los mails que no nos atrevimos a mandar cobraran vida propia, salieran de devnull y se empeñaran en llegar al mbox que nos dio miedo?
Y quien habla de mboxes y de mails, habla de personas y de morderse la boca al hablar, claro... ¡buf!
Hay algo que quizá me preocuparía aún más: ¿Y si nos llegaran de golpe y porrazo esos correos que sí que nos enviaron y se perdieron por alguna razón? :S
Como la vida misma :)
La Materia Oscura
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