"- [...] En todas partes veo cosas usadas. Cosas que fueron tocadas y manejadas durante siglos.
Si usted me pregunta si creo en el espíritu de las cosas usadas, le diré que sí. Ahí están todas esas cosas que sirvieron algún día para algo. Nunca podremos utilizarlas sin sentirnos incómodos. Y esas montañas, por ejemplo, tienen nombres... Nunca nos serán familiares; las bautizaremos de nuevo, pero sus verdaderos nombres son los antiguos. La gente que vio cambiar estas montañas las conocía por sus antiguos nombres. Los nombres con que bautizaremos las montañas y los canales resbalarán sobre ellos como agua sobre el lomo de un pato. Por mucho que nos acerquemos a Marte, jamás lo alcanzaremos. Y nos pondremos furiosos, ¿y sabe usted qué haremos entonces?. Lo destrozaremos, le arrancaremos la piel y lo transformaremos a nuestra imagen y semejanza.
- No arruinaremos este planeta - dijo el capitán -. Es demasiado grande y demasiado hermoso.
- ¿Cree usted que no?. Nosotros, los habitantes de la Tierra, tenemos un talento especial para arruinar las cosas grandes y hermosas. [...]"
Aunque siga brillando la luna (Crónicas Marcianas), Ray Bradbury.
Y yo creía que era ciencia-ficción...
3 comentarios:
Te advierto que ese libro te deja con un regusto pesimista acerca de la especie humana bastante potente...
Muy recomendable, por otra parte :)
Pues esperaté a que el PP llegue a Marte.
... y los de Marina d'Horror, ni te cuento :-S
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