jueves, 4 de octubre de 2007

Primera división


Le miró y, de repente, el cansancio se evaporó.

La tienda seguía igual de llena, el dependiente seguía igual de lento, igual de hablador e igual de liante; ella seguía igual de cansada, allí de pie, y la bolsa que llevaba en las manos le seguía pareciendo igual de farragosa y difícil de coger. Miró a la chica que estaba antes que ellos en la cola y que tuvo que apartarse esperando a que su novio trajera el carnet que habían dejado en el coche. Seguía igual de enfurruñada.

El niño que esperaba tras ellos en la cola, sin embargo, parecía cada vez más y más impaciente. Y su padre, a su lado, parecía esperar con resignación a que el niño explotara por algún sitio. Por el rabillo del ojo, no quería girar mucho la cabeza, vio a los tres coleguitas que llegaron al mismo tiempo que ellos, pero que se habían demorado más eligiendo... seguían discutiendo incluso en la cola, como si el acuerdo al que hubieran llegado sobre qué comprar no fuera definitivo.

Y cuando estaba a punto de torcer el gesto, él dijo algo y en su voz se adivinaba el entusiasmo. No era lo que decía; era su tono, seguramente. Sus palabras y su gesto invitaban a sonreír, a disfrutar; transmitían toda la satisfacción que le llenaba. Le miró y, además, vio todo eso brillando en sus ojos y se sintió muy orgullosa y muy contenta por él. Tuvo que reírse.

Como siempre, había conseguido hacerle feliz.



4 comentarios:

Mars Attacks dijo...

Jo, qué guay :) Y qué horror cuando en las tiendas está el típico dependiente tortuga. Curiosamente, siempre te parece más lento cuando no te está atendiendo a ti; luego... te da un poco como igual si también es así cuando te toca :)

Egoistones somos...

P.D.: Las letras porreras de hoy son por lo menos cocainómanas también. Esto no hay quien lo entienda. Segundo intento...

Iván dijo...

Debía ser una gran mirada para evaporar el cansancio. Una mirada de picardía y entendimiento. Pocas cosas se pueden hacer en esa situación. Aparte de susurrar maldiciones.

servidora dijo...

Vaya... mi idea era que ella le miraba a él... y con tu comentario me doy cuenta de que también podría ser que él la mirara a ella...

En cualquier caso ¿por qué maldecir? si van juntos y sólo una mirada trae tan buen rollo... cuestión de esperar un ratito más ;-)

J. dijo...

Esas pequeñas cosas donde se encuentra el amor. El porqué le quiero tanto.

Flotadores para tirar hacia delante.

Cuando el día a día pesa. Cuando el día a día es demasiado día a día.