miércoles, 13 de junio de 2007

¿Tarde o pronto?


Resultaba chocante incluso cuando yo era pequeña. La aparición de Nieves por la calle San Amaro era un espectáculo digno de ver y que se me quedó grabado: un carro viejo de madera con dos ruedas y un caballo enorme y que siempre me pareció feo. Ella allí subida, toda seria, pequeña, morena y correosa como era (que yo creía que la habían hecho de cuero), a las riendas. Y el carro completamente cargado de cántaras de leche. Siempre conseguía el mismo efecto, independientemente de que su llegada me sorprendiera jugando en la calle o en la ventana de la casa de mi abuela; me quedaba parada, mirando para ella con la boca abierta y envidiándola al verla allí subida, conduciendo su carro, mirando a los coches con desdén y a sus conductores como si fueran críos jugando que la molestaban mientras trabajaba.

Nieves era la lechera de mi abuela. Todos los días salía de su casa en El Val, montada en su carro, y se dirigía a Ferrol a vender la leche. Pese a su aspecto de mujer dura (lo era, pero sólo por fuera y por culpa del trabajo), en cuanto hablabas con ella encontrabas una mujer graciosa y muy cariñosa, que sonreía muy fácilmente.

Mi abuela era algo más que una cliente. Con los años se habían convertido en amigas y era habitual que mi madre y mi tía Canucha fueran a pasar las fiestas del Val a su casa. La zona del Val es una de las muchas zonas de Galicia en la que abunda la gheada. Si queréis entender en que consiste, os invito a leer esta entrada de Pepedante, lo explica muy bien. Es habitual por Ferrolterra, la comarca de influencia de Ferrol, ya que es una ciudad muy "castellanizada".

El caso es que mi madre de vez en cuando cuenta anécdotas de esas ocasiones en que iban a casa de Nieves. Por de pronto, el camino era toda una experiencia... lo hacían en el famoso carro de la leche. Apartaban las cántaras, se acomodaban como podían y salían hacia el Val. A menudo, era el propio camino, y lo que se encontraban por él, lo que provocaba las risas. Dice mi madre que una vez, nada más salir de Ferrol, encontraron un camión muy cuadrado, que hizo exclamar a mi tía Canucha "¡Anda!.. parece un cajón...", a lo que Nieves, muerta de risa, respondió "¿Un cajón?... ¡será un cagón, niña!" lo que provocó las carcajadas de mi tía, que muerta de risa repetía "Un cagón, dice, ¡por Dios!, ¡¡es un cajón!!", lo que volvía a provocar el ¡Cagón! y más risas por parte de Nieves, al que mi tía volvía a responder con un ¡Cajón!... y así, casi hasta llegar al Val. Lo curioso es que me han contado esto muchas veces y yo siempre me he preguntado cuántos malentendidos, no tan festivos, habrán sido provocados por tonterías como la que he contado.

Pero la anécdota que siempre me encantó, es la que recordé esta mañana al recibir un mail con subject ¿Tarde o pronto?. Dice mi madre que el hijo pequeño de Nieves, cuando tenía ocho años, dando vueltas por el campo de la fiesta, cayó rendido de sueño debajo del palco de los músicos. Cuando despertó eran las seis y media de la mañana y salió corriendo, disparado hacia casa. Su madre ya estaba despierta y trabajando en la cocina y cuando lo vio entrar, se extrañó y le preguntó:

- "... E logo, ¿de onde ves tan cedo?"
- "Da festa..."
- "¿¿¡¡Tan TARDE!!??"

Cuestión de perspectiva, supongo... :-)



" ...Y luego, ¿de dónde vienes tan temprano?"/"De la fiesta..."/"¿¿¡¡Tan TARDE!!??"

2 comentarios:

PepeDante dijo...

Me encanta eso del "e logo..."
Aunque a veces me echo a temblar, siempre creo que me van a preguntar "¿e logo ti de quén ves sendo?"
Si arrancan con gheada, "e logho..." ya acabo respondiendo "el ojo lo perdí en la jerra".

Don Serafín dijo...

Es incluso peor cuando ya afirman y te describen tu árbol genealógico desde, al menos, 4 generaciones atrás con el típico: "hoooola. tí ves sendo o neto de Celia de Álvarez, ¿non? Aaai, a súa nai e maila miña moito teñen xojado de pequenas"
Más vale que no tengas prisa....