Tú no te acordarás. Tenías unos tres años y medio.
Era finales de Junio, creo. En cualquier caso, hacía ya calor y todas las ventanas de la casa estaban abiertas en un intento de provocar a las corrientes de aire. Era una noche de lo más normal: yo había vuelto a casa sobre las ocho y habíamos cenado. Aún fumaba y, después de recoger la mesa, me quedé un ratito en la ventana de la cocina fumando un pitillo.
Por el patio de luces subían rumores de conversaciones ajenas, pero extrañamente familiares, que se mezclaban con ruidos de cacharros en el fregadero. Se habían apagado los olores a fritangada propios de la hora de la cena. Y sí, corría algo de airecillo y yo estaba muy bien y muy tranquila en aquella ventana.
Y no sé qué pasó, pero lo siguiente que recuerdo es que estábamos los tres jugando con un globo en la cocina. Aquella cocina diminuta en la que apenas cabíamos de normal, y nosotros jugando con el globo a aquella extraña mezcla entre fútbol, voleibol y baloncesto.
Empezamos a reírnos, ¡dios, cómo nos reímos!. Empezamos despacio, cada vez que alguien fallaba un intento de pillar el globo y elevarlo, con carcajadas medio torpes, medio forzadas, que salían tímidas. Pero empezaron a desbordarnos y llegó un momento en que lo de menos era el globo... lo importante era reír, reír hasta que se rompieran las costillas, hasta que se descolgara la mandíbula... En un momento dado caímos los tres por el suelo abrazados, riéndonos, rompiéndonos, besándonos, riéndonos, con lágrimas de tanta risa. Yo creía que los vecinos vendrían a reñirnos y todo, pero seguía riendo, riendo y abrazandoos y el mundo podría haber acabado en aquel momento...
Estoy segura de que no lo recordarás. Pero confío en que sea uno de esos recuerdos que llevamos inconscientemente en nuestra cabeza, una de esas cosas bonitas e importantes que nos dejan el ánimo marcado para toda la vida. Y que ese recuerdo, aunque no sea consciente, te acompañe y te ayude. Que un día caímos los tres abrazados, rodando por el suelo sin poder parar de reír.
Puede que hasta te ayude a comprender por qué lloro al recordar aquellas risas, como me pasó hoy en el coche cuando íbamos a la playa.
4 comentarios:
No me llores, corazón, con lo que me gusta oír tu risa. :)
Tranquila, es un "estoyMintiendo" :-)
Además, igual que a veces no es oportuno reír, hay veces en las que no es malo llorar :-)
me has dejado una sonrisa en la cara :) parecerá q esté bobeta pero me encandilan tus relatos.
un saluwiki a los tres ;) ;-) ;)
Ya te contaré. Aunque, mejor no...
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