Este vídeo tiene unos cinco meses. Ya lo había visto, pero hoy me lo he vuelto a encontrar, por casualidad, siguiendo algún enlace perdido. Y lo he visto con otros ojos (y, por eso, os pido que disculpéis el trocito de propaganda gratuita).
Porque al verlo he caído en lo diferente que es nuestra percepción del mundo dependiendo del ritmo que llevemos; cómo la velocidad hace cambiar lo que vemos (o cómo lo vemos, que lo mismo me da). Cómo frenar el ritmo nos lleva a ver y a sentir la magia que esconde la realidad, una magia que puede pasar inadvertida cuando vamos pasados de revoluciones, acelerados por el trabajo, por nervios, por emociones o por malos sueños... Hay que parar de vez en cuando, respirar y permitirnos el lujo de disfrutar de un momento de slow motion.
Lo que me lleva a dedicar la entrada, con todo el cariño, a una persona que va muy acelerada últimamente... :-)
5 comentarios:
Me ha gustado. Algún día haré uso de este vídeo en mi blog (con tu permiso claro). Lo utilizaré para ver si alguno se aplica esta filosofía cuando va al volante.
Que vaya bien.
¡¡Ein, has cambiado de avatar!! Por supuesto, rey, que el vídeo no es mío... blog no hay más que uno y a ti te encontré en you tube :-P :-D
Si es que siempre me estás faltando!!! :))))))
Nos vemos xicuela.
Jo, qué bonito... ¿eso es que me echas de menos? XDDDDDD
;-) Va, sí seré buena, ales... :-)
Mujer, pues no estaría de más que alguna vez tomáramos café y echáranos unas risas (aunque me parece que soy demasiado seio :/ ).
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