viernes, 6 de junio de 2008

Heráclito y Parménides



El mando apuraba con la voz. Pero aquello no se podía hacer de cualquier manera, a lo bruto. Cada trabajo requiere su ritmo, y ninguno de nosotros recordaba haber cargado con restos de libros quemados. Las herramientas tampoco. Ellas y nosotros estábamos acostumbrados a recoger las hojas caídas, al olor de las cenizas de otoño, que le dan a la ciudad un aroma medicinal. Más que de humo habría que hablar de eso, de un aroma. Era una naturaleza a la que le había llegado su tiempo. En cambio, lo que hoy ardía era el tiempo. En eso sí que reparé. No dije nada, pero lo pensé. Estremil, compañero, arde el tiempo. No las horas, ni los días, ni los años. El tiempo. Todos los libros que no he leído, Estremil, están ardiendo.

Los libros arden mal, Manuel Rivas


Estaba leyendo ese párrafo en el autobús y pegué un bote en el asiento, porque de repente caí en por qué este libro me está recordando cosas que pensé a raíz de esta entrada de Emilio. Claro, quemar libros. Qué tontería reparar en ello a estas alturas, después de 173 páginas. Será que estaba perdida: aparecen muchos personajes en la novela y el narrador va construyendo su vida a base de continuos flash-backs y estaba perdida en la historia de uno de estos personajes en concreto. Hasta que me saltó ese párrafo dentro de los ojos y yo salté con él. Arde el tiempo. ¿Por qué serán tan peligrosos los libros que hay que quemarlos? (¿por qué cualquier aspirante a manipulador está tan interesado en quemar libros?). Qué manera tan dulce de expresar la impotencia ante esa barbarie: Arde el tiempo. Y qué forma tan brusca que tuve de caer en la cuenta de que, seguramente, me había perdido construyendo las historias de los personajes, sin reparar en lo obvio, en el título, que es, precisamente, Los libros arden mal.

O igual tampoco estaba tan despistada. El párrafo que lleva unos días dando vueltas por mi cabeza, realmente, es este:

La realidad cambia a cada instante y de ella podemos decir lo que Heráclites del río: nunca nos bañamos en el mismo. Tenía mucha razón, pero a Parménides tampoco le faltaba. Este sostenía que el río era siempre el mismo. La humanidad va como un río. Parece que todo cambia, que todo se mueve, que el progreso conduce a la historia. Aunque puede ser una apariencia. Hay partes del río que son aguas muertas, estancadas, sin vida.


Repite varias veces Emilio en su entrada que "asusta que Farenheit 451 se escribiera en 1953". Asusta que se quemaran libros en Berlín en 1933. Asusta que se quemaran libros en A Coruña en 1936. Asusta que se quemaran libros en Argentina en 1976. Asusta que se quemaran libros en Sarajevo en 1992. Asusta recordar la biblioteca de Alejandría. La Inquisición. Los talibanes. Giordano Bruno. Hipatia... Asusta que se asuma que en un futuro hipotético deben quemarse libros porque los libros hacen pensar, preguntar, soñar...

Asusta darle la razón a Parménides.

Aunque es más posible que me asustara porque me pilló en uno de mis días, días de esos que tengo tras una tormenta, días en los que haces propósito de enmienda, en los que quieres cambiar algo. En los que quieres darle la razón a Heráclito, en los que quieres que se mueva el río, que evolucione y no se estanque el agua; en los que quieres salir adelante y hacerlo mejor. Y, de repente, me recordé a mí misma, en el comentario que dejé en esa entrada, dando la razón a los que afirman que no evolucionamos, que repetimos pautas, que repetimos errores. ¿Estaré yo también condenada a repetir mis errores, a quemar mi tiempo?

Asusta no tener una respuesta. Aunque también ayuda. En esa duda lo puedo seguir intentando. Cambiarme a mí, incluso cambiar al mundo. Lo que me recuerda que hoy ha muerto Josep Vicent Marqués, uno de esos benditos locos que querían cambiar el mundo. Descanse en paz.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y yo en estos momentos pondria una referencia concreta a "The Sandman", obra magistral de los 90 en donde, en parte, se retrata esa repetición a la que aduces, gráficamente y en una historia de unas 20 páginas. No recuerdo en qué tomo se encuentra ahora mismo, pero sigue siendo una de mis historias preferidas de la colección. Un hombre que decide no morir y cómo Sandman lo va acompañando en la misma taberna siglo tras siglo. Los comentarios tan similares que se hacen en el paso del tiempo, y como se va dando cuenta poco a poco el hombre de la similitud de la situación.
Recomendable tambien ^^

Mars Attacks dijo...

Lo importante no es que lo hagas mal. Lo importante es que, al menos, lo hagas bien mal. Vamos, sin medias tintas. Hazlo mal lo mejor que puedas cada vez :)

servidora dijo...

Míster Sandman, bring me a dream, Make him the cutest, that I've ever seen..

Jb, por lo que cuentas y lo que pone la wiki, parece que sea el tomo 8 ¿no? Investigaré ;-)

Mars, mira que igual te tomo en serio... :-P

Anónimo dijo...

Nonono fue bastante primerizo, ya que el personaje en cuestion sale mucho en la colección. Creo que era el tomo 3 Pais de sueños.