sábado, 26 de abril de 2008

Zelig


Estaba mirando la escena como si la viera desde fuera. Como si yo hubiera quedado sentada a aquella mesa pero al mismo tiempo me hubiera levantado y pudiera verlo todo desde fuera. Y dentro de mi cabeza oía caer, uno a uno, todos los naipes del castillo... con un ruido sordo. Sería porque se me estaba rompiendo el alma.

Aquella tía se estaba destapando. Muy maja me había parecido cinco meses atrás: decidida, con las ideas claras, sabiendo lo que quería y diciéndolo sin morderse la lengua. Qué bien me cayó. Al poco de conocernos me comentó lo de los cursos del INEM, cómo habían montado aquella academia y habían comprado los ordenadores y que necesitaban a más gente para poder cubrir más horario y amortizarlos. A mí me venía muy bien el dinero; con un cursillo de tres meses tendría para mantenerme todo el curso, así que enseguida le dije que sí. Qué maja, la tía. Hasta pensamos -ella, su marido, un par de amigos y yo- en montar una sociedad anónima laboral. Menos mal que había quedado en nada.

Lo que estaba oyendo me estaba alterando. Caramba, qué divertido es escuchar a la gente cuando el alcohol le desata la lengua y no está midiendo sus palabras para causar justo el efecto que pretenden conseguir. Qué experimento tan curioso. Esa tía tan legal era el perfecto ejemplo de lo que en unos meses se iba a transformar en el prototipo perfecto de ejecutor de pelotazo de la primera era psoecialista de este país, progres de familia bien, muy solidarios y muy rojetes, poniéndose morados de paté y cava mientras calculaban mentalmente cuanto exprimir del último "arreglillo" que se le había ocurrido. Mayormente, porque necesitan redecorar su vida: acababan de descubrir el minimalismo, la arquitectura orgánica y los diseños de Alvar Aalto.

Pues como decía, la mujer se estaba descubriendo y yo me iba quedando sin habla, sin ganas de hablar, a medida que iba soltando frases graciosas sobre la educación pública, la sanidad pública y demás miserias a malmantener para dejar contenta a la plebe.

Pero lo que me estaba dando ganas de vomitar era la actitud de él, ¿cómo diantres era posible que le estuviera dando la razón en todo? ¡¡Pero si iba en contra de tantas ideas que compartíamos, de tantos argumentos compartidos en discusiones, de tantas causas que habíamos defendidos en manifestaciones y concentraciones... !! ¿De qué se estaba riendo, de qué? ¿Dónde podía ver la gracia a reírse de todo lo que me decía que compartía conmigo?

Él, simplemente, era así. Su único afán era caer bien, ser agradable, ser encantador. No tenía ideas propias: estaba cómodo con las tuyas y en cuanto se las explicabas un poco, incluso te prestaba argumentos, te ayudaba a defenderlas.

Y como no hay peor ciego que el que no quiere ver, va y resulta que una pobre imbécil se enamora y se ciega y en esa ceguera cree encontrar -¡por fin!- un alma gemela, alguien que suspira exactamente por las mismas cosas, que tiene exactamente los mismos intereses, que tiene exactamente los mismos gustos y que tiene exactamente las mismas aspiraciones. Las mismas ideas políticas, las mismas ideas religiosas, las mismas ideas sociales, las mismas ideas sobre el matrimonio, la educación, la paz, la ecología, los militares... Los mismos objetivos, el mismo destino, los mismos temores, los mismos temblores... el mismo golpe de latido cuando te inunda el deseo y la misma risa de satisfacción después de colmarlo. Los mismos gustos para la comida, para la bebida, para el tabaco... Hasta eso: acabó tomando cortados en lugar de café con leche, bebiendo gin tonic en lugar de gin kas y fumando Ducados en lugar de Winston...

No quería ver como era en realidad, no quería quitarme la máscara de los ojos. Era más fácil pensar en la pareja perfecta, pensar en que estábamos hechos el uno para el otro. Qué suerte, y qué empatía para con todos. Qué tío tan sociable, da gusto hablar con él, siempre te entiende, siempre te da la razón... siempre sabe exactamente qué estás pensando, siempre compartiendo tus argumentos.

Compartiendo tus argumentos... sí, incluso en contra de él. Es el riesgo que corres por ser encantador: el riesgo de perderte, de confundirte entre otros. De perder tu propia vida...

Supongo que aquel día se empezó a caer la máscara y empecé a abrir los ojos. Sí, qué tío tan sociable. Qué tía tan afortunada yo, ¿verdad?. Siempre dándome la razón...

Lo malo es que yo no quería la razón, quería un compañero.

9 comentarios:

pikinb dijo...

Algunas veces hacer lo correcto es difficil y cuesta ser uno mismo!

Por que surgen esos recuerdos?

Un abrazo fuerte!

servidora dijo...

:-) Chi lo sa?

Oye, y si te dedico esto, ¿estoy muy equivocada? :-)

pikinb dijo...

La pista es buena ;)
Y ademas me encanta la dedicatoria :*

Te dedico estas dos!
http://www.youtube.com/watch?v=dzOmOcgjxn4
http://www.youtube.com/watch?v=q_xehJicMRA

kiss

servidora dijo...

El caso es que me he quedado pensando en lo que me has dicho.

La "mentira social" puede servir para quedar bien en una fiesta, para charlar mientras pasas el rato. Y, sin embargo, no admito la mentira más allá de quedarme callada, cuando algo me parece una auténtica animalada. Prefiero el recurso fácil de los chistes malos para cambiar de tema de conversación; y, si no funciona, cambiar de interlocutores :-)

Pero intentar ser quien no eres para agradar es de... ilusos (es lo más suave que se me ocurre). Puede funcionar un tiempo, pero es mal cimiento para construir cualquier tipo de relación... O te descubren, o te quemas, o las dos cosas (y todavía más y peor).

En fin, será por eso que tengo una bien merecida fama de brusca. Voy a ver qué me has dedicado ;-)

servidora dijo...

Vaya, no conocía a Dick Annegarn, ¡gracias! :-D

pikinb dijo...

Te has quedado pensando! ;)

Es un tema muy dificil, cada persona es un mundo. Personalmente me gusta marcar mi personalidad. Odio la gente que va por la vida con careta y en funcion del lugar pone una o otra, pero por desgracia hay mucho camaleon suelto!

Seguiremos buscando! ;)

Me encanta esa cancion de Dick Annegarn. Te ha gustado?

Aqui otra pero no es Dirk que canta, la voz es casi identica!
http://www.youtube.com/watch?v=gf43U-lSAg0

servidora dijo...

Me resulta muy curioso el acento de Dick Annegarn... además, hace que entienda bien lo que dice :-)

He estado buscando, pero sólo he encontrado una canción Coutances, pero... seguiremos investigando :-D

pikinb dijo...

Aqui estan las lettras de sus canciones.
http://annegarn.free.fr/chansons.htm

Algo he visto por ahi como musica, pasa en priv y te envio lo que encuentre.

bss

Anónimo dijo...

No se te escapa una!
[†] Rockera Mutante [†]