martes, 30 de enero de 2007

Fragilidad. O no.


El otro día, al echar mano al frasco de colonia, se me cayó en el lavabo. Ni me lo creía al ver que seguía intacto. Me eché la colonia como si nada y me fui a la habitación. Desde allí oí a María, que había entrado en el cuarto de baño: "¡Halaaaaa! ¡Mamá, el lavabo está roto!". Efectivamente, como consecuencia del golpe el lavabo estaba completamente rajado de parte a parte. Hubo que cambiarlo.

Ni lo había pensado. Ves un frasco de cristal, ves un lavabo y, ante el choque, al ver que lo que crees más frágil (el cristal) está intacto, pues ni te molestas en mirar al otro implicado.

De esta historia se podrían extraer varias sesudas moralejas: que si personas aparentemente fuertes resultan luego ser un desastre ante una contigencia, que si personas aparentemente débiles de repente se crecen... Lo dejo al gusto del sufrido lector.

Yo lo he contado porque llevo varios días pensando en la botella de colonia y en Ernest, un chaval empeñado en sonreir aunque todo en su vida iba sobre ruedas. Pero literalmente, vaya. Era muy frágil físicamente, pero no se rompía el muy cabezota, no... Insistía, insistía, se lo curraba, se empeñaba, volvía, se cabreaba, se lo volvía a currar y, al final, lo conseguía. Por aquí quedó una pandilla de lavabos rajados que le echan de menos...

No cal dir-te adéu, el teu somriure sempre ens acompanyarà


lunes, 29 de enero de 2007

Día del espectador


Pues casi se me pasa, pero no: ya hace un año que empezó este blog. De hecho, al hábil observador no se le escapará que el aniversario ha sido hace unos días.

En su día, servidora preguntó si podría montar un blog sólo de comentarios, puesto que eso era lo que a ella le gustaba... le dijeron que no quienes hoy inauguran a bombo y platillo una sección de comentarios en forma de blog parásito. ;-)

Pues ya que me gustan los comentarios y para celebrar el aniversario ¿qué puede ser mejor que el que dejéis los vuestros?. Venga, estáis en vuestro blog: os invito a dejar un comentario sin que os sintáis coartados en absoluto :-D



La imagen se la he robado a los amigos de Chocoreve.

domingo, 28 de enero de 2007

Sueños que son pesadillas


Se sacudió un par de migas que habían quedado perdidas entre la lana de la chaqueta. Cogió la manzana y empezó a masticarla, despacio pero con unos mordiscos golosos... notaba el zumillo entre los dientes y tuvo que contenerse un poco para evitar babarse. Estaba rica, pero tampoco era cuestión de montar un espectáculo en la vía pública.

Quizás por eso no notó que se acercaba y no lo vio hasta que estuvo a su lado. Era un anciano... ¿cuál sería el adjetivo? le vino a la cabeza una conversación con una compañera de piso, cuando estudiaba, en la que aquella utilizó el calificativo exportable: vamos que era atractivo, con un aire distinguido y, además, se mantenía bien. El tipo de señor al que no le gustaría ofrecer como primera imagen el de una pobre desgraciada con un hilillo de agüilla de la manzana saliendo por la comisura de la boca. Así que intentó recomponer la pobre imagen que debía estar dando y ofrecer su perfil más... ¿exportable? ¡Dios, ya estaba bien, dichoso calificativo!

No pudo evitar sonreir al notar que estaba haciendo el paripé mientras agradecía profundamente que los pensamientos fueran esas cosas que los demás no oyen mientras tú dices, "No, nada, estaba pensando en... nada, una tontería...". El caso es que el buen hombre tomó su sonrisa como un saludo al que respondió con otra sonrisa y un "Buenas tardes. Me pregunto si le importaría que le importunase un momento..."

-"¡Oh! Disculpe, me ha pillado mordiendo la manzana y me temo..."
-"No, no se disculpe usted... De hecho, me sabe mal molestarla mientras come; pero la veo en este mismo banquillo todos los días a esta hora, y... bueno, me resulta algo violento confesarlo, pero a menudo me quedo observándola. Espero que sepa disculparme. Al fin y al cabo, a mi edad, ya no tiene usted mucho que temer de este anciano."

Dudó un momento. No sabía si el abuelo le estaba echando los tejos o si... bueno, ¿qué más daría?. Tenía razón, si detrás de esa facha tan interesante se escondía un viejo verde, malo sería que no pudiera defenderse. O correr más rápido que él, en última instancia.

-"¡Vaya!." - sonrió - "Pues me temo que verme comer puede ser poco divertido. Mis modales delante de la comida son algo detestables. Más que comer, engullo..."
-"Bueno, no crea, es usted una persona muy discreta en sus hábitos alimentarios. No, verá, me fijé en usted por lo mucho que me recuerda a mi nieta; a mi nieta la mayor. Vive en Estados Unidos... y entre ella y su hermano están consiguiendo que me aficione al ordenador. Ya sabe, el correo electrónico y eso. Así me parece que la tengo más cerca."

Ella sonrió de nuevo, más abiertamente. La verdad es que siempre le había gustado que la gente mayor le contara sus historias, así que estaba empezando a caerle bien el abuelo este. Mira tú por donde estaba hecho todo un friki para poder mantenerse en contacto con su nieta... ¡ya podría aprender alguno!

-"¿Sonríe ante la idea de verme delante de un ordenador?" - como quiera que negó con la cabeza, el también sonrió y prosiguió - "No, no me importa, sé que resulta chocante pero, en fin, tampoco es eso lo que quería contarle. Verá, lo que vengo observando y me preocupa... Me preocupa usted."

Esperaba cualquier cosa de aquel anciano, menos eso. ¿Qué diablos...?

-"Es posible que se esté preguntando usted qué clase de metomentodo soy" - empezó a mirarla de una forma muy dulce - "pero no olvide que los ancianos apenas podemos hacer algo más que observar y, sobre todo, recordar. La miraba a usted porque me recordaba a mi nieta. Llegaba al parque y la veía ahí sentada, con su almuerzo. Al principio, comía usted con apetito, tenía los ojos brillantes y siempre estaba sonriendo. Pero de unos meses para aquí, lo hace todo con un aire rutinario... y su sonrisa se despista cada vez más a menudo y sus ojos se pierden detrás de las hojas..."

¡Maldita sea! ¿... qué pasaba? ¿era la mujer transparente y aquel hombre veía a través de ella o qué?

-"Discúlpeme si le estoy hablando muy directamente. Pero tuve suficiente con una vez... hace años, alguien a quien quería mucho pasó por lo mismo que usted está pasando, pero no pude, no supe o no quise darme cuenta. Cuando por fin lo hice fue demasiado tarde. Temo que la historia se repita."

Era de locos. Ese hombre no sabía de qué hablaba, no sabía nada de su vida, no sabía nada de su... y ella estaba allí escuchándole como si fuera su gurú espiritual porque... ¡maldición! porque tenía razón, pero ¿cómo...?

-"No se preocupe por cómo, ni tampoco por quién soy, pero conteste a esto: ¿sabe qué momento exactamente cambiaría? ¿quiere hacerlo? Yo puedo ayudarle a conseguirlo."

¿Qué momento cambiaría? ¡Dios! ¿Era un examen, un concurso? ¿Había premio? Aquel anciano se quedaba con ella, no sabía nada, no podía cambiar nada. Y ella allí, como una imbécil, atendiendo a sus palabras como si fueran a hacerse realidad. Como si todo pudiera depender de un momento concreto o como si una frase o una palabra o una mirada pudieran marcar el desarrollo de toda una relación, de toda una vida... Un único momento, le preguntaba qué momento cambiaría de su vida y ella le estaba haciendo caso, como si estuvieran hablando de uno de esos relatos de ciencia ficción sobre universos paralelos... ¿Había habido un único momento que hubiera provocado todo aquello...?

Ya no le parecía un anciano amable. Pero al mirarle no pudo evitar ceder y comenzó a evocar tantas cosas, tantos momentos, tantas conexiones entre dos hechos supuestamente aislados. Todo se desplegó muy rápido en su cabeza y un pensamiento arrolló a los otros. Lo que quedaba de la manzana cayó de su mano y rodó por debajo del banquillo, mientras un escalofrío le recorría la espalda. De verdad que esperaba que los pensamientos fueran esas cosas que los demás no pueden sino intuir, porque aquel le había sacudido.

Sí, no tenía que haber cogido aquel autobús. Pero no quería reconocerlo y menos así, allí y de aquella forma.

Por eso, despertó. Tenía miedo de que el viejo pudiera cumplir su promesa. Y aún no sabía si eso transformaría el sueño en una pesadilla. O la pesadilla en un sueño.

¡Nieve!


Es inevitable. Supongo que es la falta de costumbre, pero conozco a poca gente que ante la mención de la nieve no ponga carita de ilusión. Servidora incluida, claro. Así que había que aprovechar. Ayer salimos de casa sin un rumbo muy claro, pero con un objetivo: ¡¡ver, tocar, pisar nieve!!

Primero enfilamos rumbo a Sant Mateu, pero a la altura de Vilafamés empezamos a ver imágenes blancas a nuestra izquierda y viramos cara a Vilafranca. Al pasar Albocasser, el paisaje ya empezaba a ser realmente mágico. Pero nada comparado a lo que nos espera al acercarnos a Ares del Maestre.



No lo conocía, nunca había estado allí y descubrirlo tal y como lo vi ayer por primera vez me encantó. No me podía imaginar un pueblo así, encajado en lo alto de la montaña ¡y completamente blanco!.



Total, pasamos de nuestra idea inicial de ir a Vilafranca y nos desvíamos hacia aquel pueblo. No puedo enseñaros muchas fotos de lo que nos encontramos allí (pero en la página del ayuntamiento, podéis ver alguna que otra :-) Pinchad donde pone Fotos nevada ;-)).


Bueno, la de la cabina la tengo que enseñar, aunque sólo sea por el esfuerzo de haberla hecho cuando no notaba los dedos... bueno sí los notaba, pero como si estuvieran a punto de desintegrarse dentro de mis guantes...

Mereció la pena. Nos pusimos en plan turistas-domingueros-de-la-nieve y empezamos a pasear por calles y plazas que, en ocasiones, mostraban una capa de nieve que nos llegaba hasta más arriba de las rodillas. La sensación de paz y calma era tan grande que cada vez que María soltaba un gritillo de entusiasmo daba la impresión de que estábamos rompiendo algo. Os podéis imaginar que las vistas, además, eran para quitar el hipo.

Cuando conseguimos llegar al mirador teníamos alrededor un paisaje de montañas nevadas bajo el sol que hacía olvidar que el termómetro del coche nos había dicho que estábamos a tres grados bajo cero. Bueno, por lo menos durante un ratito ;-)

Quiero volver a Ares más adelante, cuando haga mejor tiempo y no haya que estar pendiente de la hora, y de que la carretera pueda estar helada. Este primer viaje, además de para descubrirlo bajo la nieve, ha servido para enterarse de que hay muchas cosas que ver allí. Y, ya puestos, los que sois de mi zona coincideréis conmigo en que hay que enterarse de cuál es el origen del nombre de Ares: no es lo mismo ir a la playa a Chanteiro, que ir a ver nieve a 1300 metros de altura.

viernes, 26 de enero de 2007

Homenaje a Cortázar


No me di cuenta de nada. De repente, al mirar a mi izquierda, lo vi allí. Me hizo una mueca con su ¿hocico? (¿era un hociquillo?) y se quedó muy quieto. Pero al intentar acariciarlo salió corriendo. Al fin y al cabo, era un suspiro, otro más que se me había escapado...

Este era verde. Tenía ya una buena colección y la caja en la que había conseguido reunirlos parecía un arcoiris. Los había amarillos, azules, malvas, rojos, verdes, naranjas... Sin embargo, mi preferido era el blanco. El más pequeño y el primero en salir, hace ya dieciocho meses.

Estaba acabando una práctica de C y llevaba un rato perdida. A mis alumnos se les suelen atragantar los punteros y no se me ocurría un buen ejercicio para que les perdieran el miedo. Suspiré, harta, y, de repente, estaba allí, sobre el teclado.

El moradito salió el día que mi hija empezó a nadar mariposa. Y el de color verde turquesa cuando me reconocieron el sexenio. Apenas recuerdo que causó el que apareciera el amarillo, pero fue en época de exámenes... Eso sí, el rojo vino una tarde de lluvia.

Mi hija está encantada con mis suspiros. No hace más que pedirme que le deje llevar alguno al colegio pero me da miedo, son frágiles y no les gustan los ruidos fuertes.

Pero yo estoy algo preocupada. Ya apenas caben en la caja. Y me provocan cambios de humor, porque me da miedo suspirar...

jueves, 25 de enero de 2007

martes, 23 de enero de 2007

Colores


Recuerdo haber visto anuncios, cuando era pequeña, de una sortija con una piedra que cambiaba de color según tu estado de ánimo.

Hoy el día ha ido cambiando de color. Comenzó de color malva, o rosa o malvarrosa, al cruzar el parque y descubrir que ese edificio tan feo que están haciendo junto al río puede reflejar toda la luz de un sol que aún no había asomado y brillar con luz propia.

Del malvarrosa pasé al azul, primero cálido, luego brillante y, a medida que se acercaba la hora del examen, de un eléctrico cabalgante que fue subiendo y subiendo según iban transcurriendo los minutos y se echaba la hora encima y había que repartir hojas y había que repartir enunciados y había que contestar dudas... ¡Tantos años y aún no sé hacer exámenes...! Siguen esos nervios, sigue la ansiedad...

Hasta que llegó el bajón y con el bajón el negro, porque me acordé de David. Casi me eché a llorar en mitad del aula. Caí en la cuenta de que era el primer parcial de programación, de que el año pasado a estas alturas (y nunca mejor dicho) eché de menos a David en el examen y que fue al volver al despacho y leer el mail cuando me enteré de que había muerto. El gestor de mensajes de Aula Virtual tiene un extraño sentido del humor. David sigue entre mis contactos, pero entre mis contactos off-line...

Siguió el examen, siguió el hueco.. se fue y volví al despacho. Y entonces volvió el negro, hasta que un mensaje me devolvió al verde: "Estamos en la cantina de humanas. Ven". El verde de los amigos, el verde de las bromas, el verde de la compañía. Verde para comer y verde para la sobremesa. Verde que te quiero verde.

Cuando pensaba que la tarde iba a ser gris, una pregunta la hizo naranja. Por contestarla, hoy he aprendido algo que no sabía.

Acabé con gris acero. Sabía que la película iba a ser dura. Trata sobre la vida después de la guerra, de los espejismos de la vida después de que el horror haya roto a las personas, a sus vidas, a sus sentimientos, a sus sueños y a su dignidad. Pero no estaba preparada para el siguiente diálogo:

- "Te conozco de algo. ¿Por dónde salías para divertirte?"
- "Nunca salgo.."
- "Ibas a identificar cadáveres..."
- "Sí, ya no voy. Le encontré."

lunes, 22 de enero de 2007

Niebla


¿Te acuerdas? Nos costó llegar a la cima de la montaña, pero una vez arriba nos olvidamos del esfuerzo del camino. Lo que vimos nos calmó y nos dejó callados, mirando todo aquel mundo desplegado bajo nosotros, como una maqueta perfecta que mostrase nuestros dominios. La luz dibujaba cada detalle, enmarcando cada forma con la sombra precisa. Se alcanzaba incluso a ver el mar.

Allí nos quedamos embobados. Tan embobados que perdimos la noción del tiempo, que olvidamos cualquier cosa que no fuera el estar allí, de pie, las manos cogidas y el alma enredada. Todo el mundo estaba fuera y todo el mundo estaba a nuestros pies y nosotros mirándolo. Y nosotros mirándonos, de repente, sin querer ver más.

Cuando noté el frío de la niebla fue tarde y no pude, o no supe, reaccionar. Tal vez si aquel abismo no me hubiera llamado, aún estaría perdida en la cima...

domingo, 21 de enero de 2007

EMO






Tengo 16 años y, aunque no es mi estilo de música, escucho emo, una de las propuestas incluidas en su reportaje Tendencias 2007. Mi mejor amiga es emo y salí con un emo hace un tiempo. Debo decir que su música y su forma de vestir están muy lejanas del gótico. Es cierto que también llevan estampados con calaveras y esmalte de uñas negro, pero la forma de llevarlo es distinta. Debería aclarar además que el emo es una rama del punk, que My Chemical Romance es de lo más light de este estilo musical y que no suenan como la banda sonora de una película de terror barata. Si un grupo suena así, es que no será muy bueno.



Esto me lo he encontrado en las epscartas de esta mañana. Lo copio porque, la verdad, cuando leí el reportaje en cuestión hasta yo me eché a reir de lo que se podía leer allí. Lo primero que pensé fue en dárselo a *j para que se enfadara un poco.

Vale que luen y una servidora de vez en cuando se meten con él por la cosa emo. Pero es que se pone muy gracioso cuando se pone serio :-P y dice aquello de "...un día escribiré algo sobre el tema...". Como estamos de exámenes y no tiene tiempo (¡ejem!) con su permiso voy a perpetrar yo unas cosas que se me han ocurrido desde la primera vez que pregunté: "Pero, ¿qué diantres es eso de EMO?"

Creo que mi interés empezó el día que en la página de Josele Santiago en last.fm alguien preguntaba iracundo "¿Quién ha sido el que ha etiquetado a Josele como EMO?". Claro, me tocan a Josele y además de esa forma y una piensa que lo de EMO tiene que ser un insulto tremendo. Vamos, me lo expliquen. Y ya, que a mí me gusta enfadarme con fundamento.

Empecé a preguntar y empecé a buscar. Google para que te quiero. Al margen de las bromas que uno puede encontrar por ahí, la verdad es que hay bastante documentación. La entrada de la wikipedia y esta otra pueden servir para empezar a aclararse.

En cuanto a la opinión de servidora, si es que a alguien le interesa, es que me ha gustado lo que me ha pasado *j y lo que me he encontrado yo rebuscando por internet. Y tiene sentido cuando pienso en que me gustaban (me gustan) Violent Femmes, me gustaban (me gustan) Suicidal Commandes, me gustaban (me gustan) Soundgarden (si mento a Nirvana ¿me lo tendrán en cuenta? :-)), me gustan Allister e igual no es tan raro que me gusten Fall Out Boys o Jimmy Eat World... aunque parece que en su último disco han renegado de su condición de EMOs. Bueno, ahora que lo pienso, parece que lo me gusta es el punk en muchas de sus versiones: punk, pop-punk, rock-punk... y EMO, mira tú por donde.

Al analizar las diferentes críticas al EMO, al final me quedo con la sensación de que la principal tiene que ver con la cosa generacional... que son todos muy jóvenes, como la chica de la carta de El País. Y ya se sabe que los adolescentes ni tienen criterio, ni saben lo que quieren, ni quieren lo que saben... están en plena crisis y contra el mundo. Pues hacen bien, ¡que están en la edad, leñe!. Cuando yo tenía 16 años, mi abuela le dijo a mi madre que habría que pensar en exorcisarme, que estaba muy rara y eso no podía ser bueno... ¡Jo! Si llego a ir por ahí con las uñas negras, seguro que me recibe en casa a cubazos de agua bendita... Pero a lo que iba. Otra de las cosas criticadas son las letras; críticas que tampoco sé si tomarme muy en serio, ya que en todas se hace referencia al cuidado con el que se han hecho las letras, y a la poesía que contienen. Vamos, que lo que no gusta es que hablen de sentimientos, casi siempre tristes (ya estamos otra vez con la crisis de los 16 años...) aunque se reconozca que son letras cuidadas y trabajadas. ¿Eso es malo? No tiene porque serlo... igual es que quien lo escucha está ya de vuelta, con tres capas de cinismo y dos y media de ironía.

En cualquier caso, yo soy negada con el inglés. A mí lo que me gusta es la caña que meten. Arriba esa guitarras, que no se caiga el batería y ¡caña!. Al fin y al cabo, hablabamos de rock ¿no? Si empecé con Fall Out Boys, me despido con la transición de Jimmy Eat World hacia el "just straight-ahead rock & roll, performed with punk energy and alt-rock smarts" (allmusic dixit) ;-)






jueves, 18 de enero de 2007

Quiero empezar una colección

Quiero sonrisas, quiero ver sonrisas.

Sonrisas que saludan, sonrisas que despiden, sonrisas que amanecen y sonrisas que anochecen...
Sonrisas que te excluyen, sonrisas que te abrazan, sonrisas que te hielan y sonrisas que te abrigan...
Sonrisas que te invitan a permanecer fuera y sonrisas que te introducen hasta dentro de otro alma...

Sonrisas cómplices
sonrisas que son el preludio de mil besos
Sonrisas que son una declaración de principios
sonrisas que son una carta de independencia
Sonrisas que ocultan lágrimas en el pecho
sonrisas que tapan una desilusión de hielo
Sonrisas que disimulan que no quieres sonreir

Sonrisas maliciosas,
sonrisas pícaras,
sonrisas sumisas,
sonrisas amistosas,
sonrisas forzadas y
sonrisas mentirosas.

Sonrisas que abren y sonrisas que cierran.
Sonrisas que dan vértigo y te atraen al abismo.

Sonrisas cálidas,
sonrisas confortables,
sonrisas tímidas,
sonrisas perfumadas,
sonrisas creíbles y
sonrisas increíbles.

Necesito sonrisas, quiero sonrisas, regálame sonrisas.
Necesito completar mi colección de sonrisas...

miércoles, 17 de enero de 2007

Recordar





... después de comer decía "me voy a mi mundo" y allá se iba a su habitación. Llegó a tener hasta cuatro ordenadores, aparte de sus altavoces enormes y tantas grabadoras y trastos. ¡Cómo tenía siempre su cuarto y su mesa!. Yo le preguntaba y decía "este es Pedro -¡les ponía nombres!- y se encarga de que tú puedas leer el correo, este es un portátil que tengo que arreglar...". Yo no entendía tanta afición al messenger ni a hablar por el ordenador, pero después de que muriera, un día me metí en ubuntu.es para leer unos mails que le habían mandado los de Italia por una cosa del dominio y vi que, fácilmente, recibía sobre 80 mails diarios desde muchas partes del mundo preguntándole cosas. Y él respondía a todos esos mails y dedicaba una parte importante de su tiempo en ayudar a gente que no conocía de nada. Pensar en eso me llena de orgullo...

[...] ... pero, además del tiempo que le dedicaba, yo creo que tenía un don especial, una facilidad para ese tipo de tareas. Cuando él tenía 6 años, compré un Spectrum de esos de cassette, todavía recuerdo el ruido que hacía al cargar las cintas. Al poco tiempo me ayudaba a preparar cosas que yo pensaba para clase y hacía cositas para él que yo ni imaginaba. Con 9 años, cuando le pregunté qué quería para Reyes, me dijo que se pedía que le instalaran Linux en el ordenador. Yo le pregunté que qué era eso y que dónde podíamos conseguirlo. Me dijo que era una cosa muy guai para el ordenador y nos enteramos y había uno en El Grao que sabía de Linux y lo instalaba. Hablé con este hombre y me dijo que era algo un poco complicado para un niño, pero que no habría problemas. Se lo instalaron y al poco él estaba instalándolo en los ordenadores de los amigos. Pero no paró ahí, a los 11 me dijo que le haría ilusión recibir clases de programación, que quería mirarse cosas de C++. A esas alturas, yo ya no le discutía nada y nos fuímos cara a la academia. La chica nos miró mal y nos dijo que no era para jugar y yo le insistí, "unas semanas y si se cansa pues que lo deje..."; pero al cabo de un mes, más o menos, fue ella la que me confesó que era él quien le estaba explicando cosas a ella...

[...] ... tenía un amigo, primero sólo por ordenador, aunque luego lo conoció en persona, que también era como él. [...] Se picaban escribiendo programas complicados en la menor cantidad de líneas posibles. Una vez estaban con un pique, el otro le había mandado un programa con 46 líneas y estaba a ello. Aún recuerdo el grito que resonaba por toda la casa cada vez que resolvía un problema que le tenía interesado, como esos. Se oía un alarido que iba rebotando por la casa - "¡¡.. SOY EL PUTO AMOOOOOO!!" y yo ya sabía entonces que algo había solucionado. Con el amigo este me llegó y me dijo, "ya está, he ganado: ¡lo he dejado en 2 líneas!". Recuerdo que un día... no sé en qué andaría, pero debía de ser bueno también, porque se me plantó delante y me dijo:"¿Tú has visto a Dios alguna vez? ¡pues lo tienes delante!"


Tenéis la misma forma de reiros: torciendo la cabeza hacia la izquierda y cerrando los ojillos :-)

domingo, 14 de enero de 2007

Lunes, 16:00-18:00


Respiró muy profundamente. Comprobó que no le sudaban las manos e intentó llamar con los nudillos, pero en el último momento no lo hizo. Sus rodillas parecían tener vida propia y uno de sus pies marcaba un ritmo muy impertinente en el suelo de gres. Volvió a respirar, intentando que fuera una respiración lo más profunda posible, como hacían en clase de yoga para relajarse. Lo malo es que la cintura de sus vaqueros parecía empeñada en dejarle quedar mal y en oponerse a que respirara. Se insultó mentalmente, hizo un rápido repaso de su estado físico (boca seca -tragó saliva-, manos húmedas -buscó un kleenex- y rodillas de gelatina -se obligó a cruzar sus piernas-). Levantó de nuevo la mano y, ahora sí, llamó con los nudillos, primero muy suavemente y después con más energía.

¿Había oido "¡Adelante!"? ¡Coño...! ¿Entraba o no? Si le había dicho que sí, iba a parecer imbécil si no entraba, si no había dicho nada, parecería que entraba por todo el morro... Vale, entraba, había llamado y no podía parecerle mal que entrase... ¿O sí...? ¡Mierda, p'adentro!

Allí estaba. Bueno, por lo menos estaba cara al ordenador y no mirándole con cara de policía de Guantánamo. Vale, pero ¿y ahora qué? ¿Tenía que decir algo? ¿Esperaba a que le dijera algo? ¿Lo del ordenador era tan importante como para no hacerle ni repajolero..? Caray, podía mirar hacia aquí un ratito ¿no? aunque sólo fuera para comprobar que no se ha metido en el despacho un psicópata con un cuchillo de carnicero... o un alumno justiciero con ganas de... ¡ein! ejem, mejor dejarlo, que igual le leía el pensamiento...

Se acercó a la mesa. Eso no era una mesa, parecía el Everest, marcando 8.848 metros de distancia... más o menos la misma que notaba que había entre ellos.

No podía soportarlo más. En esta ocasión respiró despacio, no por intentar calmarse de nuevo, sino porque le aterraba que se le pudiera oir, y entonces tímidamente preguntó: "¿... Ahora tiene tutorías, verdad??"

sábado, 13 de enero de 2007

La imagen no es la cuestión


Supongo que por muy autosuficientes que nos creamos, somos animales políticos (en el sentido no ofensivo de la palabra) y nos gusta vivir en sociedad. Sólo así se entiende ese afán por nuestra imagen, hasta el punto de estar más preocupados por la imagen que proyectamos que por la que nos podamos ofrecer a nosotros mismos.

Yo soy grande desde que era pequeñita: abultaba el doble que mi hermano (aunque tenga 7 años más que yo), el día de mi primera comunión parecía la madre de mis compañeros (aunque yo acababa de cumplir 7 y los demás tenían 8 y 9 años) y siempre me pillaban a mí en clase y me echaban el típico responso de que los "mayores" debíamos dar ejemplo (aunque yo fuera la más joven de clase, la única nacida en Diciembre). Supongo que eso ha desarrollado mi "yo" payaso y en público soy cualquier cosa menos discreta: ya que me resulta difícil pasar desapercibida, una forma de protegerme es montar bulla, cuanta más mejor y crear una imagen exterior que me tape... un elefante vulnerable resulta risible (puede que sea por eso por lo que se van voluntariamente a morir en soledad). No es la única forma de protección, es sólo la que yo he elegido.

Supongo que igual que hago yo, los demás también tienen una imagen propia y tienen más o menos consciencia de lo que proyectan a los demás. No creo que sea malo. Yo hago chistes con mi tamaño, pero también procuro sacar ventaja de él. Y me gusto más o menos dependiendo de los días, como le debe pasar a todo el mundo. Pero pensando sobre el tema, no puedo evitar preguntarme dónde y cuándo se cruza la frontera y cómo y por qué se cruza. Estoy pensando en toda esa gente que se odia por culpa de la imagen que creen que tienen y la que creen que deben tener. Y sí, en concreto estoy pensando en las personas afectadas por la anorexia y la bulimia. Niñas que mueren voluntariamente de hambre. Se podría pensar que la adolescencia es una edad difícil, la de todos los miedos. Pero es que también afecta, y cada vez más, a gente adulta. Estas Navidades, nos sorprendió la noticia de una mujer de 50 años obligada a alimentarse. Aunque también es verdad que los adultos se dedican a curarse sus complejos de una forma más "civilizada" y cada vez más habitual. Me refiero a esa mercadería de cuerpos perfectos y de negarse a envejecer que nos venden las clínicas de cirugía estética. Y lo peor es que el negocio les va bien y crece y crece... Ya no es sólo que haya que estigmatizar un culo más o menos redondo o una barriga más o menos prominente o un pecho dos tallas de copa menor (o mayor) que el deseado. El negocio y la obligación de ofrecer una buena imagen tampoco va a dejarnos envejecer tranquilamente. Hay que disimular los años que se tienen, viviendo una especie de ilusión de eterna juventud, en la que estirarse las arrugas es más importante que haber ganado con los años la sabiduría de tu propia expresión. O en la que tener los labios de Angelina Jolie es más importante que lo que tengas que decir con ellos.

¿Qué nos impide aceptarnos como somos? ¿Por qué damos tanta importancia al envoltorio? ¿Qué nos impide mirarnos desnudos en un espejo y aprendernos y gustarnos tal y como somos? ¿Dónde hay un límite - si es que existe - entre la crítica bien intencionada y la mirada cruel que nos llena de complejos y que nos hace negarnos a nosotros mismos? ¿Quién marca qué modelo es bueno? ¿Y por qué diantres tenemos que creérnoslo, casi siempre en nuestra contra?

Caer


Holding onto myself. Peter Callesen





martes, 9 de enero de 2007

Vaciedad


Un relámpago iluminó la sala. De forma mecánica comenzó a contar: uno, dos, tres, cuatro, cinco... Cuando era pequeña su madre le decía que así podría calcular a cuántos kilómetros estaba la tormenta. Al llegar al seis se oyó el trueno.

Un escalofrío recorrió su espalda; se arrebujó, mimosa, en el mantón. Tenía frío, notaba el frío dentro de su cuerpo, como naciendo en su estómago e irradiándose hacia fuera. Volvió a recostarse en el marco de la ventana. Por un momento, le invadió de nuevo la curiosa sensación de que hacía meses que, al dormir, no soñaba. O, cuando menos, de que no era capaz de recordar sus sueños.

La tormenta se estaba acercando. Apenas había podido contar hasta tres en el último relámpago. Echaba de menos sus sueños. Y ojalá no hiciera tanto frío. Suspiró y apoyó la frente en el cristal...

El relámpago no avisó: iluminó el campo delante de la casa y le dejó ver, muy nítidamente, su propio cuerpo en medio del prado con los brazos en alto. Pero era una silueta vacía, apenas una línea negra curva cerrando su contorno. Sin darle tiempo a gritar, el trueno bramó sobre su cabeza.

lunes, 8 de enero de 2007

S'en anem?



María y Santi a punto de marcharse para conquistar el mundo (o, en su defecto, el camino de la Feria del Trece...)



A los 16 años tenía la portada de la libreta de Mates llena de las típicas frases que tanto gustan a los adolescentes... bueno, a mí, por lo menos, me gustaba coleccionarlas. No sé por qué, pero hay una que me quedó grabada,
La vida es el arte de dibujar sin tener goma de borrar.


Cuando he llegado hoy a casa me ha recibido el barullo habitual, "¡Beso!" "¿Te llevo eso a la lavadora?" "Mami que...", y el gran notición: "Mamá, hoy hemos empezado a utilizar bolígrafo en el cole. Dice Juan que tenemos que tener mucho cuidado. Papá me ha comprado tres bolis de colores y tipex ... ¡mira!"

Ojalá tengas que usar poco el tipex, mi amor, mi niña que se hace grande y se aleja... Buena suerte. Y buena letra.

sábado, 6 de enero de 2007

Emma


¿Os acordáis del triste final de Mamalú? Bueno, pues el huevito rojo que la ha substituido ha pasado la prueba de fuego y ya se ha instalado en la familia. Señal de ello debe de ser que María, en plena vorágine de regalos de reyes, haya decidido que el nombre sea Emma. Como la locomotora que coprotagoniza la historia de Jim Botón y Lucas, el maquinista.


Os los presento: Jim es el niño, Lucas el que fuma en pipa y Emma, obviamente, la locomotora que está al fondo.

Tenía pensado hablaros del libro, pero alguien que sabe más, y escribe mucho mejor, ya lo hizo. Además, es mucho más tierno con Emma que cualquier otro que haya escrito sobre este libro. Si me descuido, es más tierno que el propio Michael Ende :-) Y es que Emma no sale en el título, pero es un personaje imprescindible a lo largo de toda la historia: por amor a Emma, emprenden Jim y Lucas su viaje, gracias a Emma consiguen llegar a China y hacerse famosos allí y conocer al emperador y enterarse de la triste historia de Li Si y.. ¡qué diantres! ¡leedlo! Leed las historias de Jim Botón, un libro ¿infantil? injustamente olvidado y oculto por la sombra de Momo y de La Historia Interminable.

viernes, 5 de enero de 2007

Persiguiendo a la luna


Hay gente que se sorprende, pero servidora no conduce. Me interesaron los coches a los 16 años; a los 18 no tenía dinero para gastarlo en el carnet de conducir y, cuando dispuse de él unos años más tarde, los coches, bueno no, rectifico, los asnos (con perdón para los asnos) en que suelen transformarse gran parte de sus conductores, me daban más bien repelús. Así que pasé del tema. Sólo me arrepiento (por aquello de la cosa solidaria) en vacaciones, que mil kilómetros son una paliza.

El caso es que el miércoles, cuando volvíamos de Galicia, había luna llena. Y nos salió así de hermosota a la altura de Motilla del Palancar. Así pues, a falta de algo mejor que hacer, me agarré a la cámara dispuesta a sacar fotos de tan hermosa dama...






¿Habéis probado alguna vez a sacar fotos a la luna desde un coche a 120 kilómetros por hora, con un pulso (el mío) digno de ser diagnosticado de Parkinson? Por no hablar de lo limpio que estaba el parabrisas :-)

















A veces, ya no es sólo el pulso y el traqueteo... ¡hay baches! Aunque algunos son de lo más simpático: hasta te ayudan a encontrar el camino a seguir





Bueno, pues no me desanimé y empecé a trazar un plan. Esperaría a que estuviera más obscuro, esperaría a que hubiera que parar... ¿dónde parar sin parar? vamos, no quería yo interferir negativamente en la labor del conductor... a ver si además del papá, quiero pis voy a poner de moda el papá, quiero foto...

En esto tuve que empezar a trabajar de GPS, porque nos acercábamos al by-pass de Valencia. Entre el by-pass (que me pone cardíaca) y pillar luego la CV-10 (que siempre nos despistamos...) me olvidé de la luna un ratito. Y ya casi había desistido, cuando caí en que, para salir de la autovía, justo antes de entrar en Castellón ¡habría la típica rotonda, con el típico ceda el paso! ¡Perfecto para parar sin parar!

Empecé a preparar la cámara. Allí estaba la luna, redondita, brillante y, yo creo que, guiñándome el ojo. Ajusté el zoom, comprobé que quedaba batería, empecé a buscar puntos de referencia... nos acercábamos al desvío de la carretera de Alcora. Bajé la ventanilla (el parabrisas estaba asqueroso) y aguanté el frío... empezamos a coger el desvío...

Pero ¿de dónde ha salido esa nube? :-/





Sí, ya sé, no quedó tan mal... pero esa nube negra como el chapapote que veis a la izquierda me dejó sin la foto que llevaba soñando durante 150 kilómetros... sin mencionar que al coger la carretra de Alcora, la luna dejó de estar a mi derecha y perdí el enfoque, tenía que ir cruzada, peleándome otra vez con el parabrisas que, por supuesto, seguía sucio...



¡Y a Dios pongo por testigo de que estaba todavía más sucio! Como que aún no tengo claro si fotografié a la luna o si se me manifestó algún espíritu amigo...




Moraleja: os quedáis sin reportaje gráfico. Pero ¡estaba guapa la condenada! :-)


Esperar

Esperar es un verbo horrible y aburrido, salvo si te encuentras algo que hace valiosa la espera. O eso dicen.

jueves, 4 de enero de 2007

miércoles, 3 de enero de 2007

San Valentín, Fene




A la derecha tenéis el astillero; le seguiré llamando Astano, aunque en los papeles ponga que se llama Navantia. A la izquierda, San Valentín, la parroquia más pequeña del concello de Fene. El sitio al que vuelvo en vacaciones y al que llegué antes de cumplir los 7 años. Tenía que presentároslos juntos. El barrio nació a la sombra de Astano y está muriendo a medida que Astano boquea.

San Valentín fue un hermoso lugar donde crecer. De mi primera niñez en Ferrol apenas recuerdo la calle, salvo contadas incursiones a la plaza de Sevilla. Llegar a San Valentín fue liberador: calles peatonales en las que los niños podíamos saltar, correr, andar en bici y montar mil y una historias. Te convertías en alguien importante cuando conseguías un bicicleta. San Valentín era una especie de circuito perfecto para inventar trayectorias nuevas cada vez que te atrevías a bajar de la acera a la calzada, a la calle calle. Apenas había coches, claro está. Y, si conseguíamos escapar de la mirada atenta de nuestras madres, siempre estaba ahí la ribera de la ría y el camino del Regueiro para intentar una expedición en busca de nuevo territorio por conquistar. O, por lo menos, para ir hasta la fuente del final del camino.

La ribera ofrecía mil y una oportunidades. Estaban rellenando, robando espacio espacio a la ría; imaginad montones y más montones de enormes piedras y montones y más montones de tierra. Un asco, vamos. Pero el lugar perfecto para imaginar que eras Stanley en busca del Doctor Livingstone o Miguel Strogoff cumpliendo su sacrosanta misión para con el zar de todas las Rusias. Por no hablar de las cuevas, cabañas y escondrijos que llegamos a construir.



Con el tiempo ese terreno robado a la ría se convirtió en el soporte para el colegio, el pabellón de deportes y el paseo marítimo que medio podéis adivinar en la foto. Una gozada de paseo, una maravilla tener cole en el barrio.

Pero cada vez me reconozco menos en ese escenario; lo que era el paraíso de los niños, se ha convertido en un barrio para la tercera edad. Al final del camino del Regueiro, donde la fuente a la que acudíamos con las bicis en cuanto se despistaban nuestras madres, hay ahora un túnel por el que pasan demasiados coches... Donde antes reinábamos los niños, ahora reinan ellos, en las calles calle y en las calles peatonales. Como en todas partes, todo hay que decirlo.

Sigo volviendo allí, pero cada vez es más difícil reconocer mis coordenadas. Y este año el turrón no me ha sabido a almendra. Es posible que me esté haciendo vieja, y que añore mi propio pasado, además de a mi barrio.