¿Te acuerdas? Nos costó llegar a la cima de la montaña, pero una vez arriba nos olvidamos del esfuerzo del camino. Lo que vimos nos calmó y nos dejó callados, mirando todo aquel mundo desplegado bajo nosotros, como una maqueta perfecta que mostrase nuestros dominios. La luz dibujaba cada detalle, enmarcando cada forma con la sombra precisa. Se alcanzaba incluso a ver el mar.
Allí nos quedamos embobados. Tan embobados que perdimos la noción del tiempo, que olvidamos cualquier cosa que no fuera el estar allí, de pie, las manos cogidas y el alma enredada. Todo el mundo estaba fuera y todo el mundo estaba a nuestros pies y nosotros mirándolo. Y nosotros mirándonos, de repente, sin querer ver más.
Cuando noté el frío de la niebla fue tarde y no pude, o no supe, reaccionar. Tal vez si aquel abismo no me hubiera llamado, aún estaría perdida en la cima...
3 comentarios:
Recuerdo que una vez fui de caminata con unos amigos. Hacia un sol horrible y yo sudaba tinta china. Pero nos internamos en el bosque y encontramos un pequeño sendero por el que tan sólo pasaban, de vez en cuando, los jabalíes. Me daba la sensación de que podía salirme al paso un duende en cualquier momento.
Tu narración me recuerda a ese día.
Gracias por pasarte por mi blog.
Un abrazo.
I no vos recorda l'història a Francesc Camps pujant al cim del Penyagolosa amb un somriure a la cara? Amb eixos fantàstics contra picats d'un esforçat càmera de canal 9? Semblava tan gran l'honorable president. Llàstima que no agafara l"atajo" per a baixar, che!!
Vale. Pero me niego a enredarme el alma amb el molt honorable. Si acaso, a hacerle ojitos al esforzado cámara, que sufre en silencio :-)
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